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Religión

‘Con esta reunión hemos roto el hielo’

El papa Francisco y Kirill, el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, celebran este viernes en La Habana una reunión histórica. El encuentro, centrado en la situación desesperada de los cristianos en Oriente Medio, supone un acercamiento después de un divorcio milenario entre dos grandes corrientes del cristianismo. Andréy Kórdochkin, párroco de la Iglesia ortodoxa de la Magdalena (Madrid), conversó con RFI sobre la importancia del acontecimiento.

El papa Francisco y Kirill, el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, celebran este viernes en La Habana una reunión histórica.
El papa Francisco y Kirill, el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, celebran este viernes en La Habana una reunión histórica. REUTERS/Montage RFI
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Pregunta: ¿Cuál va a ser el eje de la conversación entre el papa Francisco y el patriarca Kirill? 

R: Por un lado, los cristianos en muchas zonas del mundo están sufriendo persecuciones e incluso la exterminación física. Tanto su santidad Francisco como su santidad Kirill entienden que ya estamos en la fase crítica y no podemos retrasar más esta reunión para dar un testimonio común. Y, por otro lado, en las zonas más pacíficas, todos los católicos y los ortodoxos estamos siendo presionados por la ideología secular, una ideología bastante agresiva. Nosotros tenemos que entender juntos cómo ortodoxos y católicos podemos alcanzar una posición común en este sentido.

P: ¿Qué espera la Iglesia Ortodoxa de este encuentro?

R: Yo creo que con esta reunión hemos roto el hielo. Significa que tanto la Iglesia Católica como la Ortodoxa Rusa son capaces de dialogar y que no están hablando con una perspectiva de competición o dominación, sino que pueden tener un diálogo fraterno.

P: ¿Cuáles son los principales obstáculos para un acercamiento entre las dos iglesias?

R: El primer obstáculo que históricamente ha sido más doloroso es la “Unión de Brest”, celebrada en el año 1596. Este ha sido un proyecto político para reintegrar a los ortodoxos en la Iglesia Católica, que ellos puedan guardar su rito, pero tenga que aceptar el primado del Papa y de la Iglesia Católica. Esto empezó hace 500 años como un proyecto político y sigue siendo un proyecto político en Ucrania, donde la Iglesia Griego-Católica tiene un comportamiento todavía bastante agresivo frente a los ortodoxos que viven en las mismas regiones.
El otro problema que hemos sufrido -creo ahora mismo lo están superando- es que en Rusia la Iglesia Ortodoxa tuvo cierta preocupación por la actividad misionaria católica en este país. Tuvimos bastante presencia de las órdenes y congregaciones precisamente misionarias. Y a nosotros nos cuesta ver a nuestro país como un campo de misión.

P: ¿Qué impediría hoy una unificación de las dos iglesias?

R: La unificación como tal no puede ser un acta firmada en un papel porque durante el último milenio tuvimos varios intentos de una reunión por razones políticas, y las cosas siempre empeoraron. La división entre las iglesias ortodoxa y católica no ha sido un evento de 1054 ["Cisma de Oriente y Occidente" del 16 de julio de 1054], ha sido un proceso bastante largo. Y nosotros entendemos que el camino de la vida dogmática, de la liturgia que hizo la iglesia católica en los últimos mil años no puede ser borrado. Porque nosotros seguimos con los siete concilios ecuménicos del primer milenio. Después de la separación con la Iglesia Católica no hemos modificado nuestro dogma. En el momento en que estamos el objetivo no es una unión artificial que la gente no va a aceptar. El objetivo es llegar a un nivel de transparencia, de confianza, de comunicación fraternal. No sería poco, ya es un avance.

 

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