En Yemen, la situación política sigue siendo desastrosa. Los rebeldes chiítas Hutis han afianzado su poder en la capital, Sanaa, que tomaron en septiembre gracias a la extrema fragilidad del gobierno, incapaz de imponerse tras la revolución democrática de 2012. Resultado: los diplomáticos occidentales abandonaron el país y el presidente yemenita escapó a la ciudad de Aden, en la costa del país.
En este contexto, los países del Golfo Pérsico anunciaron una conferencia con el objetivo de sacar a Yemen de la anarquía; en esa ocasión, manifestarán también su rechazo a la insurreción Huti, que han calificado de golpe de estado.
Desde la renuncia forzada del presidente a finales de enero, la población ha protestado en la calle contra la toma del poder por los rebeldes Hutis, en varias ciudades del país. Los manifestantes acusan a Irán de apoyar a la rebelión chiíta, como lo hace en Líbano. Para Gilles Gautier, ex embajador francés en Yemen, las aspiraciones democráticas en ese país siguen vivas. Advierte, sin embargo, del peligro de división del territorio yemení.
Los rebeldes Hutis - que afirman encabezar una revolución contra el caos, anti Al Qaeda y por la justicia - disolvieron el parlamento e instauraron un consejo presidencial. Según Gilles Gautier, el país paga hoy el precio de la política incierta del ex presidente Abdallah Saleh, durante sus 22 años a la cabeza del gobierno.
Yemen alerta a la comunidad internacional por la presencia en el país de la rama local y saudita de Al Qaeda (AQPA), organización que desde 2011 se ha servido de la inestabilidad política para convertir parte del territorio yemení en un baluarte del yihadismo internacional.
Entrevistado: Gilles Gautier, ex embajador de Francia en Yemen.
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