La reseña de la prensa francesa del 27 de marzo de 2015
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En portada de los matutinos franceses aparece la foto de Andreas Lubitz, el copiloto alemán de 28 años que provocó voluntariamente el accidente del Airbus de Germanwings, que se estrelló el martes pasado en los Alpes.
Una fotografía que ya le dio la vuelta al mundo y que, según se ha sabido, Lubitz había colgado en su cuenta de Facebook. Allí se le ve muy sonriente, sentado sobre un muro de piedra junto al Golden Gate de San Francisco. Junto a esa imagen, titulares y comentarios de los periódicos reflejan el estupor, la conmoción que produjeron las revelaciones de la caja negra.
"La increíble verdad", titula Le Figaro, que habla del "gesto loco" de Andreas Lubitz. "El suicidio del piloto, una pesadilla aérea", escribe Libération, cuyo editorialista sostiene que de esta horrible tragedia se pueden sacar dos enseñanzas. La primera es que "a pesar de todos los progresos de la tecnología, la voluntad humana predomina siempre sobre la máquina". La segunda es que ahora todos sabemos que después de haber obtenido el diploma, los pilotos no son sometidos a exámenes sicológicos regulares. Solo tienen que pasar pruebas de aptitudes técnicas. "Un tema que merece reflexión", concluye el editorialista.
"La personalidad del copiloto es la clave de la investigación sobre el accidente", anota el matutino La Croix. Le Figaro publica testimonios de amigos y conocidos de Lubitz. Tetimonios contradictorios. Algunos lo describen como un joven normal, simpático, amable, divertido y apasionado por la aviación desde la infancia. Mientras que otros dicen que era introvertido, depresivo y muy frágil sicológicamente. Expertos siquiatras estiman que quizás Lubitz presentaba las dos facetas, es decir una personalidad bipolar. "En todo caso -precisa Le Figaro- tanto el domicilio donde vivía con sus padres como su apartamento en Dusseldorf fueron requisados por la policía alemana, a fin de buscar indicios de alguna enfermedad siquiátrica y las motivaciones de su acto."
Otro tema abordado por la prensa es la reglamentación sobre el acceso a la cabina de pilotaje. Precisamente el editorialista de Libération advierteque lo ocurrido con el Airbus de Germanwings es una terrible pesadilla, pero además una ironía de la historia porque el drama no pudo ser evitado, debido a que tras los atentados del 11 de septiembre, en Nueva York, se instauró en los aviones comerciales la obligación de mantener cerrada la puerta de la cabina de pilotaje.
Le Figaro explica en detalle cómo funciona la puerta de la cabina, una puerta blindada que se abre con un código; pero si ese código no funciona por algún motivo, en caso de urgencia, otro código confidencial permite abrirla automáticamente desde afuera. A menos que el piloto, el copiloto o la persona que está dentro de la cabina haya activado el seguro. Que fue por lo visto lo que pasó en esta ocasión.
Le Figaro estima que precisamente después de esta tragedia, quizás sea necesario modificar los protocolos de seguridad de las cabinas de pilotaje. Habrá que buscar un equilibrio entre todos los procedimientos de seguridad y de acceso a bordo que se han ido acumulando a lo largo de los últimos años, en particular después de los atentados del 11 de septiembre en el World Trade Center de Nueva York, afirma Le Figaro.
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