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Revista de prensa

La reseña de la prensa francesa del 21 de noviembre de 2014

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La conmoción en Francia después de la identificación de dos franceses yihadistas y las presiones de Bruselas para que Francia realice reformas, son temas que destaca la prensa francesa de hoy.

“Estado Islámico contra Francia: yihad en la red” es el dramático titular de portada de Libération en la que constata que la organización terrorista pone en escena en sus videos a sus nuevos reclutas occidentales, en particular jóvenes franceses, lanzando un llamamiento a la Guerra Santa. Para François Sergent, las biografías de estos hijos de Francia son breves y oscuras. Maxime Hauchard, nacido en un pueblo del norte del país, y Michael Dos Santos, al este de París, ambos han elegido a los veinte años viajar a Siria para enrolarse en un grupo islamista y bárbaro. Las vidas de estos dos jóvenes, considera Libération, sacadas a la luz después del video en el que son acusados de degollar a militares sirios, no dan muchas pistas para justificar su trayectoria. Ni los padres, ni la novia del niño que quería ser pintor, nacido en el seno de una familia portuguesa católica, no pueden explicar su salto a una violencia abyecta. Si hacemos caso a los servicios secretos, más de un cuarto de los miles de jóvenes reclutados por el Estado Islámico, no son ni musulmanes ni árabes. Una constatación que desmonta las certezas identitarias de la extrema derecha de Marine Le Pen, quien no quiere creer en cifras que le molestan. La justicia deberá por supuesto instruir el proceso de los crímenes yihadistas, concluye Libération. Pero la sociedad europea, y sobre todo Francia que suministra el mayor contingente al Estado Islámico, deben también aprender a defender sus valores y principios ante sus hijos extraviados.

La prensa católica también se muestra inquieta por la deriva yihadista de ciertos jóvenes franceses. “¿Quiénes son los yihadistas franceses?”, se pregunta el católico La Croix en su portada, en la que apunta que cerca de cuatrocientos franceses forman parte de la organización yihadista Daech en Siria y en Irak y que entre ellos se cuenta un número significativo de conversos. Pero el temor de las autoridades, subraya Dominique Grenier en el editorial de este diario católico, es la vuelta de esos individuos, jóvenes y formados en el manejo de las armas. Podrían exportar su combate cometiendo atentados en Francia y buscando nuevos “discípulos”. Para La Croix, la respuesta al desafío yihadista pasa por tomarlo por lo que realmente es: una ideología atea, con un envoltorio religioso, una pretensión completamente humana de construir una sociedad que pretende ser perfecta, a costa de acelerar su emergencia echando mano de las peores violencias. La novedad, en relación a los totalitarismos del siglo veinte, es que el yihadismo instrumentaliza al Islam, ante la tristeza de los propios musulmanes, principales víctimas de la violencia, empujados a cuestionarse sobre estas derivas que reivindican su tradición. Estas interrogaciones quizás no encuentren necesariamente una respuesta, concluye La Croix, pero lo importante es no dejar caer a nadie en una culpabilidad mortífera. Para que la vida salga vencedora contra los mensajes de odio y de muerte.

Bruselas continúa enviando mensajes a Francia sobre sus reformas económicas, lo que no deja de subrayar el conservador Le Figaro en su portada con el titular “Reformas: Bruselas aumenta la presión sobre Francia”, anunciando que la Comisión Europea va a pedir a París que se comprometa en un calendario preciso de reformas estructurales. Para Gaëtan de Capèle, quien firma el editorial de este diario conservador, mientras el gobierno se esfuerza en vender un país en plena transformación por todos los rincones de Europa, uno se desespera abiertamente por esta Francia súper endeudada e inmóvil. No sólo su inveterado laxismo envenena la atmósfera, sino que además amenaza el edificio de la zona euro. Es en este contexto nocivo en el que se desarrolla ahora el ritual y humillante mercadeo presupuestario del otoño. Por un lado París trabaja para obtener un enésimo aplazamiento para reducir sus déficits y por el otro, la Comisión exige un calendario de reformas y pruebas de buena gestión. El problema es que con tanta gesticulación, previsiones de crecimiento inciertas, presupuestos hipócritas, gastos de locura y falsos ahorros, concluye Le Figaro, François Hollande ha perdido toda credibilidad.

 

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