La reseña de la prensa francesa del 25 de septiembre de 2014

El asesinato del montañero francés capturado por un grupo aliado del movimiento Estado Islámico y la reciente conferencia sobre el cambio climático son noticias que destaca la prensa francesa de hoy.

“Decapitado porque era francés” es el escueto titular de portada de Libération en la que constata que Hervé Gourdel, el rehén secuestrado en Argelia, ha sido ejecutado por yihadistas allegados a la organización Estado Islámico. En primer lugar pavor y compasión, escribe Laurent Joffrin en el editorial de Libération. Pavor ante esta crueldad cínica que consiste en inmolar a un inocente por la simple razón de que es más fácil, que el terror será mayor y que la sangre derramada al azar tendrá más oportunidades de intimidar a la opinión. Compasión, también, ante el martirio de un hombre abierto y valiente, sin prejuicios, que fue a hacer senderismo a Argelia porque le gustaban los pueblos orgullosos y los hombres de las montañas, que se le parecían por su amor a la libertad. Hervé Gourdel, amante de las cumbres, ha muerto por culpa de una guerra que le era totalmente ajena. Era la viva imagen, considera Libération, de los franceses que toman brutalmente conciencia de los riesgos que corren por oponerse al fanatismo islamista. Algunos dirán, añade el editorialista, que todo esto es culpa de la precipitación, de habernos embarcado en estas operaciones sin estar directamente implicados, que el gobierno pone en peligro a sus ciudadanos por objetivos poco claros en una guerra empezada por otros. Quizás… concluye Libération. Y el debate debe abrirse sin presiones. Pero no hoy. Dudar ahora es justificar la táctica de los bárbaros. Un país democrático que se deja influenciar por sus enemigos no lo es del todo.

La prensa conservadora no duda ni un instante. “Barbarie” es el contundente titular de portada del conservador Le Figaro, bajo la foto de Hervé Gourdel, confirmando que los terroristas habían amenazado el lunes con matar a su rehén si Francia no renunciaba en veinticuatro horas a sus ataques aéreos en Irak. Para Philippe Gélie, quien firma el editorial de este diario conservador, se trata de un hombre que se encontraba en el mal momento en el lugar equivocado y que el hecho de encontrarse rodeado de compañeros argelinos no le ha salvado la vida. Un rostro, hoy profanado, que se añade a la siniestra colección de trofeos reunidos por fanáticos sin rostro. Sólo se pueden sentir nauseas ante los crímenes bárbaros y su obscena puesta en escena. El mensaje circula por Internet pomposamente titulado por los asesinos: “Mensaje de sangre para el gobierno francés”. Quien puede dudar todavía que estemos en guerra contra este islamismo mundializado, “conectado”, difuso pero ubicuo. El propio Barack Obama, concluye Le Figaro, hasta ahora más bien tentado por el repliegue, lo constataba ayer en la tribuna de la ONU: esos salvajes “sólo comprenden el lenguaje de la fuerza” y hará falta que el mundo se una para “desmantelar esa red mortífera”.

En la ONU se debatió también sobre otra de las grandes amenazas, el cambio climático. No en vano Le Monde titula su editorial de portada “Cambio de clima sobre el clima”. Aunque las cumbres que abordan el cambio climático siempre tienen algo de desolador, ironiza el editorialista, se podría decir, que el clima cambia: ciudadanos, empresas o grandes ciudades ejercen una presión creciente sobre los políticos. Pudimos constatarlo el pasado fin de semana por la movilización inédita de la sociedad civil en decenas de ciudades de todo el mundo. De ahora en adelante, el mundo económico también parece dispuesto a la acción. El reciente informe del economista Nicholas Stern, apunta Le Monde, lo confirma: la lucha contra el recalentamiento climático, sobre todo gracias a la nueva orientación de la tecnología hacia técnicas de “bajo carbono”, no es en ningún caso la enemiga de la actividad económica, ni del crecimiento. La sociedad está lista y el mundo económico también, concluye Le Monde, las medidas que puedan controlar el calentamiento sólo esperan inversores para poder ponerse en marcha.