La reseña de la prensa francesa del 25 de julio de 2014

El accidente de un vuelo de Air Algérie, el malestar francés ante el conflicto israelí-palestino y la dramática ejecución de un condenado a muerte en Estados Unidos, son noticias que destaca la prensa francesa de hoy.

“Desaparecido en el desierto” es el dramático titular de Libération en la que apunta que el vuelo de Air Algérie entre Uagadugú y Argel podría haberse estrellado en Mali, con ciento dieciséis personas a bordo, entre los que se encontraban cincuenta y un franceses. Para François Sergent, autor del editorial de Libération, a pesar de todo el transporte aéreo sigue siendo de lejos el medio de transporte más seguro del mundo, si contamos el número de pasajeros y los kilómetros recorridos. Muy por delante del tren, del automóvil e incluso la bicicleta. Comentario que puede resultar paradójico, añade el editorialista, mientras que de Gao a Ucrania, pasando por Taiwán, estos últimos días han sido particularmente trágicos para la aviación civil. Dos mil catorce será un año negro para el transporte aéreo con más de setecientos treinta muertos, mientras que el año pasado sólo se produjeron doscientos diez. Pero sólo en Francia, el automóvil mata a más de tres mil personas al año. Balance que no puede servir de excusa a las compañías aéreas, gobiernos y administraciones encargadas de la seguridad aérea, apunta Libération, para que no esclarezcan todos estos dramas. Un accidente de avión, por muy lejano que sea, inquieta a todos los viajeros. Cada pasajero que se disponga a tomar el avión para sus vacaciones deberá estar seguro de que el aparato que utilice haya sido controlado, que sus pilotos han sido correctamente formados y su trayecto seguro. Sólo con estas condiciones, concluye Libération, desaparecerá el sentimiento de inseguridad de los pasajeros de los aviones.

Después de las manifestaciones pro palestinas en Francia, se ha instalado un cierto malestar en el país. En este sentido el católico La Croix titula a toda plana: “Israel – Palestina, las razones del malestar francés”. Para Dominique Grenier, quien firma el editorial de este periódico católico, todo se ha dicho sobre la violencia desatada en las manifestaciones de París y Sarcelles. Los culpables: “los nuevos antisemitas”. El antisemitismo de izquierdas se ha unido sobre el terreno con el viejo antisemitismo de extrema derecha. Se han pronunciado palabras abyectas. Saqueado tiendas judías. Atacado sinagogas. Han sido insultados y amenazos judíos por su creencia religiosa. Estos actos claramente antisemitas deben ser castigados con la mayor severidad. Pero es ir demasiado lejos explicar que los actos cometidos estos últimos días representan la emergencia de un “nuevo antisemitismo”. Hay que recordar que estas acciones estaban circunscritas, mientras que la fuerza de ciertas imágenes pueden dar la impresión de que Francia entera sufría esos disturbios, y que asistíamos a una nueva “noche de cristal”, como algunos han dicho. Los incidentes no deben hacernos olvidar que numerosas manifestaciones pro palestinas se desarrollaron sin incidentes. Y los medios de comunicación deben asumir su responsabilidad en este sentido.

En Estados Unidos la ejecución de un condenado a muerte ha tomado más de dos horas, y casi toda la prensa francesa pone en portada este verdadero horror: “Pena de muerte más dolorosa”, podemos leer en la portada de Libération, mientras que François Sergent firma un artículo de opinión titulado “Barbarie”, en el que cita la frase de Albert Camus que dice: “La ejecución capital no es simplemente la muerte”. Es también, añade Libération, fuente de terribles sufrimientos físicos, como lo muestra el fin de Joseph Wood, quien agonizó durante cerca de dos horas el pasado miércoles en Arizona, después de una inyección supuestamente letal. El caso de Wood no es un caso aislado, y Estados Unidos empiezan a dudar. La agonía de esos hombres sólo es el símbolo de esa barbarie practicada en la vetusta América, en China o Irán. De hecho, cada vez más estados americanos renuncian a la pena de muerte. Las dificultades en encontrar productos letales fiables sólo es una de las causas de estas nuevas reticencias. Los numerosos errores judiciales y el coste del procedimiento explican también esta evolución.