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Masculinidad/París América

Las mujeres impusieron una visión doméstica del hombre

En Francia a mediados del siglo XIX los adolescentes se hacían hombres peleando en la calle, ridiculizando a los curas y dejándose crecer la barba y el bigote. Hoy la masculinidad se apacigua y se torna más doméstica. Esto es lo que afirma Anne-Marie Sohn. Comente este artículo en: parisamerica@rfi.fr

Las mujeres no quieren machos a su lado sino hombres cariñosos que se ocupen de los hijos, barran y planchen sus camisas.
Las mujeres no quieren machos a su lado sino hombres cariñosos que se ocupen de los hijos, barran y planchen sus camisas. Getty Images/Peter Dazeley
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En los años 70 ocurrió un sonado caso en Francia: el suicidio de un joven obrero porque lo obligaron a cortarse el pelo. Es la época del rock y de las cabelleras largas pero también de las tensiones en torno a un nuevo modelo de masculinidad.

Un siglo atrás, lo que más hacían los jóvenes franceses para mostrar su virilidad era "llevar bigote y barba; en esos años había que tener cojones, aprender a pelear, ser solidario y fuerte físicamente, sacar músculos", explica la historiadora francesa Anne-Marie Sohn en su libro "La fábrica de los jóvenes, la educación de los niños de 1820 a nuestros días" (editions Textuel 2015).

Serás un peleador callejero

En medio de la pelea entre la religión y los librepensadores, también era una prueba de masculinidad "cuestionar los dogmas religiosos, ridiculizar a los curas y perturbar las misas", agrega.

A mediados del siglo XIX había también batallas campales entre bandas de jovencitos, muchos de los cuales andaban con un cuchillo en el bolsillo. Anne-Marie Sohn cita el caso de peleas infantiles en Lille que reunieron a unos 500 jóvenes obreros de entre 12 y 16 años.

Hoy la masculinidad se ha apaciguado. Los niños crecen en una familia y un contexto social donde ese tipo de violencia, gracias a la educación, ha desaparecido casi por completo, sobre todo en las clases medias y altas.

Serás tierno, gentil y plancharás tus camisas

El modelo que se impone hoy es "el del joven que hace estudios en grandes universidades para acceder al dinero y al poder; el modelo dominante es el de una masculinidad relativamente tranquila con jóvenes de las clases medias que controlan sus ardores y se desempeñan bien en el colegio", subraya la historiadora.
"A partir de la década del 60, las mujeres sueñan con un enamorado tierno, bonito, gentil, bien educado. Se ha impuesto una visión doméstica del hombre", sostiene Sohn.

Serás un perdedor de la masculinidad

"En las clases populares minadas por el desempleo perdura en cambio una masculinidad a la antigua con criterios como la fuerza física, la agresión verbal y las peleas".

Estos jóvenes difícilmente pueden darse como modelos a sus padres porque ellos no tienen empleo. Es lo que la historiadora llama "la masculinidad de los perdedores" porque "los jóvenes tienen dificultades para construirse una identidad positiva". Son las víctimas del neoliberalismo.

"El auge del neoliberalismo ha destruido los fundamentos de la masculinidad popular, fuertemente enraizada en el orgullo del trabajo y los conocimientos profesionales", concluye Anne-Marie Sohn. 

Entrevista en la televisión francesa a Anne-Marie Sohn. 

 

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