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Francia/Oriente Medio

El yihad 2.0, punta de lanza del grupo Estado Islámico

El consejo de Seguridad de la ONU se reúne este miércoles en Nueva York para evaluar la lucha contra el terrorismo, en particular contra el grupo Estado Islámico en Siria e Irak. Uno de los principales desafíos para los enemigos del integrismo islámico es enfrentar el despliege de la propaganda islamista en Internet, que sirve para captar nuevos terroristas en Occidente. ¿Cómo lucha Francia contra este fenómeno?

Material de propaganda adujicado al grupo Estado Islámico en Twitter.
Material de propaganda adujicado al grupo Estado Islámico en Twitter. DR
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Este miércoles, a pedido de Rusia, se reúne en Nueva York el Consejo de Seguridad de la ONU para enfrentar la amenaza yihadista que supone el grupo Estado Islámico (EI), que pretende constituir un califato a caballo entre Siria e Irak. A parte de los bombardeos y un eventual despliegue de soldados en tierra, la lucha contra el EI se lleva a cabo en otro campo: internet.

Unos 30.000 islamistas extranjeros viajaron a Siria e Irak desde 2011, indican los servicios de inteligencia estadounidenses citados por el New York Times. Entre ellos, 1.880 son franceses o residentes permanentes en Francia, según el primer ministro francés Manuel Valls.

¿Qué tienen en común? En principio no parece muy evidente. “Se llaman Yassin, Alexandre, Abu Nai’ïm, Clémence, Eric, Omar, Souleymane… La mayoría dejó la escuela ante de obtener el bachillerato, pero no todos no estaban perdidos antes de partir hacia Siria. Muchos tenían incluso un trabajo y una familia que los amaba. El denominador común es una intensa actividad en internet, YouTube, Facebook y las redes sociales”, apunta David Thomson, periodista de RFI y especialista en extremismo islámico, en su libro “Los yihadistas franceses”.

Es cierto que internet no es el único canal para reclutar y propagar el islamismo. Las mezquitas fundamentalistas y la prisión suelen ser un lugar clave para captar a futuros integristas, estima Wassim Nasr, especialista de los movimientos yihadistas y periodista de France 24. “A falta de ser el iniciador del proceso de radicalización, internet desempeña un papel en el adoctrinamiento y entre las personas que comparten las mismas convicciones. La red crea un mundo ‘ideal’ en el que estos jóvenes evolucionan libremente”, estima Nasr.

La gobernación de Twitter

Según este especialista, los más permeables a este adoctrinamiento son los jóvenes convertidos al islam o musulmanes de tercera generación de inmigrantes. Y cada tipo de red social tiene una especificidad en esta actividad. YouTube se ocupa de “‘la promoción’ de la noción de mártir y de las operaciones kamikazes, glorificando una organización. Pero también sirve para documentar las operaciones kamikazes. Hoy los videos en inglés y en francés son los más presentes, lo que no ocurría hace unos años”, señala Nasr.

Twitter es una de las herramientas en ascenso. “El Estado Islámico ha empezado a coordinar los esfuerzos de sus simpatizantes en Twitter creando la “Willayat Twitter” (la gobernación de Twitter), con un emir designado y una organización propia”, añade.

En Francia, Facebook ha desempeñado un papel central a la hora de captar jóvenes mujeres. Deseosas de ser enfermeras o realizar trabajos humanitarios en ONG, fueron seducidas por interlocutores que las convencieron por chat de que podían ser útiles para salvar a las víctimas del régimen de Bashar al Assad o de otros grupos rivales del Estado Islámico, yendo a las tierras del EI.

El relato de la barbarie

Las imágenes que circulan en las redes desempeñan un papel preponderante, sobre todo porque vienen envueltas en discursos que se adaptan al medio del sujeto que tratan de reclutar. “No hay que minimizar o banalizar el rol de las fotos y de los videos para alardear que se comparten todos los días, porque facilitan el paso al acto siguiendo esta lógica: ‘si mi vecino de piso lo hizo, puedo hacerlo’; sobre todo cuando el llamado a la guerra santa se hacen en la lengua e incluso en el dialecto de un país, de una ciudad o de un barrio específico”, recalca Nasr.

“En internet, los terroristas quieren hacer creer que unirse a ellos es encontrar una vocación, ser útiles, participar en una aventura, construir un nuevo mundo, lejos de la rutina y de las dificultades de la vida diaria. Presentan Siria e Irak como un lugar donde se construye un futuro, y sus acciones terroristas (decapitaciones, crucifixiones, torturas y ejecuciones) como el modo de conseguirlo”, apunta el ministerio francés del Interior, que lanzó la campaña Stop-Djihadisme en la red para alertar sobre el fenómeno del integrismo 2.0.

“Para seducir y engañar a los jóvenes, su propaganda utiliza los códigos visuales de las películas, fotos o videojuegos conocidos y que tienen mucho éxito”, agrega.

Hasta ahora, el gobierno francés ha privilegiado en la lucha contra el discurso extremista el suprimir contenidos y bloquear sitios extremistas. Sin embargo, en junio, el primer ministro Manuel Valls impulsó la idea de crear un “contradiscurso” para romper el “storytelling” (relato) de la barbarie.

Valls prometió la creación de “un batallón de community managers del Estado para oponer un discurso oficial al de los yihadistas”. Llamó a crear una fundación que tiene por objetivo “investigar la evolución del discurso yihadista y (…) producir herramientas de contradiscurso para alimentar a estos community managers, que podrán luchar más eficazmente contra quienes reclutan islamistas en la red”.
 

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