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Francia

Se destapó la olla de los escándalos político-sexuales

Un ex ministro habría protagonizado orgías con menores encubiertas por el Gobierno, otro otorgado puestos de trabajo a cambio de 'ménages à trois': el escándalo sexual de Dominique Strauss-Kahn ha abierto la caja de Pandora de acusaciones en las que los dirigentes franceses aparecen como funcionarios lúbricos que utilizan su poder para saciar placeres dignos de los Borgia. 

La casa donde Dominique Strauss-Kahn se encuentra detenido en Nueva York, acusado de agresión sexual e intento de violación, se ha convertido en una atracción turística.
La casa donde Dominique Strauss-Kahn se encuentra detenido en Nueva York, acusado de agresión sexual e intento de violación, se ha convertido en una atracción turística. ©Reuters.
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La última olla fue destapada el lunes por la tarde durante el programa televisivo Le Gran Journal, emitido por Canal Plus. Allí se pudo ver al filósofo y el ministro de Educación Luc Ferry (2002-2004) declarar que otro ex ministro había sido sorprendido en Marruecos manteniendo relaciones sexuales en una orgía con menores. Ferry, que dijo que carecía de pruebas y que por ello no podía dar nombres, aseguró en cambio que disponía de testimonios de autoridades estatales de alto nivel, entre ellas la de un ex primer ministro.

Las acusaciones fueron tomadas en serio por la Fiscalía de París, que abrió el miércoles una investigación preliminar, un día después de que una Organización No Gubernamental (ONG) marroquí presentara una demanda judicial por el mismo caso.

Por el momento, la prensa y la clase política francesa están indignadas. No porque se preguntan cómo un hecho así pudo haber ocurrido, máxime cuando se evoca la complicidad del Gobierno. No, el escarnio público va dirigido a Luc Ferry, por no aportar pruebas y alentar el populismo contra las élites del país. Esto no impide que todo el mundo haga conjeturas para identificar al presunto ministro pedófilo y, sintiéndose aludido, el ex ministro de Cultura, Jack Lang amenazara con una querella por “difamación”.

La acusación de Ferry llega veinticuatro horas después de la renuncia del secretario de Estado para la Administración Pública, Georges Tron, denunciado por agresión sexual por dos empleadas de la alcaldía que éste dirige en las afueras de París. Las presuntas víctimas aseguran que para obtener sus puestos de trabajo se vieron obligadas a someterse a las prácticas fetichistas de Tron. En síntesis, aseguran que el funcionario, que sigue ejerciendo como diputado y alcalde, les imponía unos masajes de pies invocando sus conocimientos en reflexología, antes de convertir la sesión en un trío amoroso junto a la amante del político francés.

Para saber si estos hombres de poder son culpables o inocentes habrá que ver qué dice la Justicia. Pero en cualquier caso, la denuncia de agresión sexual e intento de violación de una empleada de un hotel de Nueva York contra el ex jefe del FMI Dominique Strauss Kahn está haciendo soltar la lengua de presuntas víctimas de la falocracia francesa. "Algo importante ocurre desde hace unos días", reconoce la ministra francesa Roselyne Bachelot que al igual que otras mujeres empiezan a denunciar cómo es la política puertas adentro.

Clémentine Autain, ex asistente parlamentaria, recordaba estos días el "paternalismo libidinoso" de muchos políticos que "dudan de tus competencias, te desnudan con la vista, y te dicen: 'bueno, pero porque tienes lindos ojos".

Por su parte, el sociólogo Denis Muzet sostiene que "el caso Strauss Kahn se ha convertido en una espada de Damocles sobre la cabeza de los políticos".

 

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