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Francia

El crimen que estremece a Francia

Una madre de familia y sus cuatro hijos fueron hallados asesinados en su casa de Nantes. Las pistas de la matanza premeditada apuntan al padre, un descendiente de la nobleza francesa que se hacía pasar por agente secreto. Mientras la policía trata de encontrar al hombre, una mujer desaparece cerca del lugar donde localizaron el automóvil del sospechoso.

El padre y las víctimas de la matanza.
El padre y las víctimas de la matanza. DR.
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Es la historia de una familia francesa común de la ciudad de Nantes que, a principios de abril, desaparece sin dejar rastro. Hasta que alguien encuentra una pierna en el jardín, y con el correr de las horas, la policía desentierra los cuerpos de la madre Agnès (de 49 años) y sus hijos Arthur (20), Thomas (18), Benoît (13) y Anne (16). Todos tienen impactos de bala. Sólo falta el padre, Xavier DuPont de Ligonnès (50), empresario y descendiente de la nobleza francesa.

 
 La policía y la prensa empiezan a recoger testimonios y arman poco a poco un rompecabezas escalofriante. El contrato de alquiler de la vivienda había sido rescindido; los amigos y la dirección de la escuela a la que iban los más pequeños fueron advertidos por carta que la familia se mudaba al extranjero. En el buzón, alguien había colocado un cartel: "Regresar el correo al remitente. Gracias". Más preocupante aún, en los últimos tiempos el padre de familia afirmaba ser agente secreto. A su entorno le había explicado que debía partir a Australia o Estados Unidos en el marco de un "programa de testigos protegidos".

Poco antes de la matanza, Xavier DuPont de Ligonnès había comprado bolsas de yute, cal viva y palas. La cal y las bolsas fueron encontradas junto a los cadáveres.

Mientras trata de establecer el perfil psicológico del hombre, la policía busca por todos los medios su rastro. La última pista los condujo este viernes a uno de los vehículos de la familia, un Citroen C5, que fue descubierto en el aparcamiento de un hotel en Roquebrune sur Agens, en el departamento de Var (sureste de Francia), en el otro extremo del país.

La familia DuPont de Ligonnès había vivido en la región antes de instalarse en Nantes. Las investigaciones se orientaron hacia esa zona luego de detectar una extracción de dinero allí el 14 de abril. Según el fiscal de Nantes, Xavier Ronsin, la noche del 12 de abril el hombre buscado cenó solo y durmió en un albergue en Pontet, departamento de Vaucluse (sudeste). El 14 de abril retiró 30 euros en un cajero automático de Roquebrune sur Agens.

"El 15 de abril, después de pasar la noche en un hotel Formule 1" (cadena de hoteles baratos), Xavier Dupont de Ligonnès "abandonó solo su habitación y dejó su vehículo en cercanías sin tocarlo desde entonces", dijo el fiscal.

Lo que le preocupa a la policía es que el paso del hombre por esta región coincide con "la fecha de desaparición de una mujer" del departamento de Var. Se trata de Colette Deromme, una rubia de 50 años desaparecida desde el 14 de abril.

"Enormes bolsos en un coche"

Un vecino de la familia, Fabrice, explicó que hace 15 días vio a Xavier de Ligonnès vestido con un short y zapatos náuticos colocando "enormes bolsos en el coche", un "C5". Explicó que a su esposa, Agnès, madre de los cuatro hijos, la vio por última vez el domingo 4 de abril. A partir de esa fecha la familia ya no fue vuelta a ver.

Fabrice aseguró que "días después", los dos perros labradores "ladraron a muerte durante toda la noche, y luego, silencio absoluto". Luego serían hallados muertos.

Algunos días antes de su desaparición, la madre de familia le había dicho a una monja: "Rece por mí, lo voy a necesitar". Por último, en un automóvil que podría pertenecer a la familia, alguien escribió sobre la película de polen que se había depositado en el capot: "No tenías derecho. Te extrañamos. PK".

Por ahora los motivos del crimen son puras conjeturas. Un amigo de infancia asegura que el padre, que fue educado en una escuela católica, tuvo un "delirio místico". Aunque para la policía hay demasiados indicios de un crimen premeditado para un simple acto de locura. Otros señalan que la familia estaba endeudada y el negocio del padre de publicidad de hoteles en internet le daba pocos ingresos, mientras su mujer trabajaba como celadora en un colegio.

Por lo pronto, la policía científica busca en cada centímetro de la casa familiar una pista. Por ahora, no halló ningún rastro de violencia.

 

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