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SUIZA/FORO ECONóMICO MUNDIAL

Salvaguardar el euro y crear una suerte de ‘Tasa Tobin’, objetivos de Sarkozy

El presidente francés ha manifestado en Davos que ni Merkel ni él van a abandonar el euro porque es “más que una cuestión económica”: “Un asunto identitario”. También ha vuelto a insistir en la necesidad de establecer una tasa a las transacciones financieras para destinarla a ayuda al desarrollo.

El presidente francés durante su intervención en el Foro.
El presidente francés durante su intervención en el Foro. Reuters/Vincent Kessler
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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha realizado una encendida defensa del euro en su intervención en el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos: “Puedo asegurarles que ni Merkel ni yo dejaremos nunca, jamás, me han oído bien, caer el euro. Nunca”. Ni Francia, ni Alemania. Ha querido mandar un mensaje claro a los mercados financieros, que pocas veces pueden estar tan cercanos a ser de carne y hueso como en la cita suiza, en la que participan millonarios, empresarios y banqueros para analizar la economía mundial.

Sarkozy ha recalcado que, a diferencia de ciertos análisis funerarios sobre la moneda común europea, "esos artículos de prensa son agua pasada, porque el euro es lo que permanece". La cuestión del euro, ha insistido "no es un asunto simplemente monetario, no es sólo una cuestión económica, es un asunto identitario" para la Unión Europea.

La opinión de Sarkozy en este punto ha sido ampliamente apoyada por los asistentes, que opinan que Europa habría caído en una "crisis terrible" sin el euro. "Si se toma en consideración lo que habría pasado en Europa si no tuviéramos el euro, si la Unión Europea y la coordinación que hemos constatado recientemente no hubiese existido, creo que habríamos tenido una crisis terrible", aseguró el director general del gigante francés de la publicidad
Publicis, Maurice Levy.

No es el único punto que tocó Sarkozy en su discurso. El presidente francés volvió a manifestar su deseo de que los países apliquen una tasa a las transacciones financieras para dedicar ese dinero a ayuda al desarrollo en los países pobres. Es decir, una suerte de Tasa Tobin, de la que mucho se ha hablado pero nunca se han dado pasos para poner en marcha. Esta propuesta cobra especial importancia si se tiene en cuenta que sobre Nicolas Sarkozy recae la presidencia de turno de los países del G-20 y del G-8.

La intención que manifiesta Sarkozy es “luchar contra la especulación” y de “encontrar nuevas fuentes de desarrollo”. El presidente francés ha señalado que se trata de una “medida moral” teniendo en cuenta la crisis financiera y el contexto de “rigor presupuestario” actuales.

"En Copenhague, los principales países del mundo tomaron la decisión de pagar a
los países más pobres 120.000 millones de dólares por año a partir de 2020. Como
nuestros presupuestos son deficitarios, no hay nadie que apuesta a que este dinero provendrá de los presupuestos del Estado, por lo que no tenemos otra opción ", insistió.

 

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