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Oriente Medio/Unión Europea

La juventud privilegiada siria desentona en la ola de refugiados

Cada día, miles de migrantes siguen llegando a Europa, sobre todo a través de Croacia, y entre los sirios, se encuentran jóvenes urbanos cuya apariencia no tiene nada que envidiarle a la juventud occidental. Por Stéphane Lagarde, enviado especial a las rutas de los migrantes.

"Yo creo realmente que cuando las cosas se arreglen, volveré a Siria”, afirma Marcel.
"Yo creo realmente que cuando las cosas se arreglen, volveré a Siria”, afirma Marcel. Stéphane Lagarde/RFI
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Representan sólo una ínfima minoría de los refugiados, pero desentonan entre la multitud de migrantes que aplauden la distribución de la ayuda en Croacia. Tienen menos de treinta años y se visten como lo hace la juventud de París, Londres o Tokio. Todos vienen de las grandes ciudades de Siria, como Marcel. “Me llamo Marcel, vengo de Damasco, Siria”, se presenta el joven.

Lleva puesta una camiseta con el rostro de John Lennon, lentes ahumados y una silueta alargada. Tiene 25 años y no pasa desapercibido entre las familias que huyen de la guerra. Marcel estudió en Moscú antes de volver a un país inmerso en un conflicto y tomar la decisión de viajar a Europa. “Hay sobre todo varones que no quieren formar parte del Ejército y no saben qué campo escoger. Nuestros padres no dejan de repetirnos que abandonamos a nuestra madre patria. Pero yo creo realmente que cuando las cosas se arreglen, volveré a Siria”, afirma.

“Aquí todo es formidable”

Fievas se ríe al pronunciar el nombre del superhéroe que lleva en su camiseta: el Capitán América. Este futbolista de 23 años cruza en la frontera con Austria huyendo del bombardeo de Alepo. “¡La guerra este terrible, aquí todo es formidable!”, se exclama.

Estos jóvenes forman parte de la clase media, incluso acomodada, de familias sirias que han dejado en casa. Viajan en grupo, como Marcel, que se traslada con dos amigas. Entre ellas, Rita, de 22 años que sueña con estudiar diseño. La joven abandonó la provincia de Lataquié (oeste), ex bastión de la familia Asad, también conocida como la “Suiza siria”, pero actualmente teatro de atentados con coches bomba. Cada uno ha pagado unos 2.000 euros por su odisea. La ruta del exilio es más cara que un pasaje de ida solo hasta París, Londres o Berlín. ¿Por qué no toman el avión?

Porque es imposible conseguir una visa, responden en coro estos jóvenes migrantes, que hablan un perfecto inglés y tienen todas las cualidades para adaptarse a una vida occidental.

 

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