El fantasma del Grexit inquieta a Europa

La ausencia de  un acuerdo entre Grecia y sus acreedores podría obligar a Atenas a salir del euro. El 'Grexit' implica entrar en un terreno desconocido de incalculables consecuencias. La canciller alemana, Angela Merkel, afirmó que 'todavía es posible' un acuerdo.

REUTERS/Paul Hanna

Han pasado seis meses desde la victoria de Syriza en las elecciones generales griegas, seis  meses de desencuentro entre Grecia y sus aceredores. Pero como en novela de suspenso, el fin aproxima y el desenlace podría ser fatal. Dicho de otra manera Grecia podría verse obligada a abandonar el euro, incluso salir de la Unión Europea. Pese a que los actores de esta tragedia reafirman estar en contra de esa opción, el 'Grexit' está en los labios de analistas y políticos.

La cuenta regresiva

'Sigo convencida que cuando uno quiere se puede', y si 'los responsables griegos tienen esta voluntad, hay un camino', dijo la canciller alemana, Angela Merkel, a los diputados alemanes del Bundestag este jueves 18. Kilómetros más lejos, en Luxemburgo, los ministros de Finanzas de la eurozona se han dado cita para discutir de la posibilidad de alcanzar un acuerdo, aunque tanto del lado alemán como del griego los responsables advirtieron que era poco probable alcanzar hoy una solución.

El tiempo apremia. Grecia debe liquidar al  FMI (Fondo Monetario Internacional) 1 500 millones de euros a más tardar el 30 de junio, y desembolsar otros 2 500 millones para pagar a sus funcionarios y jubilados. El problema es que el primero de esos desembolsos depende de que antes alcance un acuerdo con sus acreedores para que éstos le otorguen  7 200 millones de euros, última partida del programa de rescate financiero acordado en 2012, cuya vigencia concluye esa misma fecha.

Si Grecia no puede pagar al FMI entraría en default. La directora general del FMI, Christine Lagarde, dejó este jueves, a su llegada a Luxemburgo, las cosas claras. 'Tengo un vencimiento el 30 de junio. No hay periodo de gracia. Si el 1 de julio no se pagó, no está pagado', afirmó.  De acuerdo con los estatutos del FMI, cuando un país entra en default, el director del organismo dispone de un mes para notificar al Consejo de administración,  e intentar encontrar un compromiso para facilitar un nuevo préstamo al país. Tras el ataque del primer Ministro griego, Alexis Tsipras, acusando al FMI de 'responsabilidad criminal' en la crisis griega, no está claro que la institución esté dispuesta a hacer un gesto en favor de Grecia.

Aunque no sería ni la primera ni la última vez que un país se declara en default respecto del FMI, hay otros obstáculos importantes que Grecia y sus acreedores tendrían que superar. El 20 de julio Atenas debe pagar al BCE (Banco Central Europeo) 3 450 millones de euros, pero ¿con qué dinero?. Como en el caso del FMI, su presidente, Mario Draghi, convocaría una reunión del Consejo de Gobernadores, con la diferencia que esta vez serían las obligaciones de la deuda griega las que estarían en la picota. Tanto o más importante, Atenas debe abonar otros 3 200 millones de euros al instituto central europeo el 20 de agosto. El BCE prestó a Grecia 27 000 millones de euros en obligaciones, cifra que en caso de que la situación llegue a un extremo tendría que dar por perdida.

Un default griego afectaría en primer lugar a la población del país. La economía está exangüe pues desde el inicio de su crisis el PIB se contrajo 25%; las inversiones entre 2008 y 2014 cayeron más de 60% y la demanda interna 34%. Por si no bastara o como consecuencia de la indefinición de la situación actual, la fuga de capitales se ha acentaudo. Desde el inicio de junio más de 2 000 millones de euros habrían sido retirados de las cuentas bancarias, reporta la agencia Bloomberg.

Salto hacia lo desconocido

'Los tratados no prevén la posibilidad para un país de abandonar el euro. Aconsejo seriamente no meter un pie en terreno desconocido' , declaró el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, al periódico francés Le Figaro el miércoles 17 de junio.

Por su parte el Banco Central de Grecia  en su informe anual afirma que el fracaso de las negociaciones 'abriría un período doloroso' y pondría al país 'primero en un default y, al final del camino, llevaría a la salida de la zona euro y muy probablemente de la Unión Europea. cómo y cuándo nadie puede saberlo. Y tampoco sus consecuencias, pues si Grecia sale, ¿quién sería el siguiente?.

En ningun artículo de los tratados de la UE se prevé la salida de un Estado miembro de la zona euro, y cuando se habla del euro, de la transición de las monedas nacionales y de la adopción de los tipos de cambio a la adopción del euro siempre se habla en términos de irrevocabilidad. Pero por otro lado, el artículo 50 de los nuevos tratados, según fueron reformados por el Tratado de Lisboa, prevé que un Estado miembro pueda dejar la Unión Europea --en ese caso se podría dejar la Unión Europea y por supuesto el euro al mismo tiempo--.  'Nada impide que los gobiernos de los estados miembros decidan modificar los tratados para permitir que un Estado pueda dejar el euro, pero quedarse en la Unión Europea si ese es el deseo de todos', dijo a RFI Sonia Piedrafita, jefa de la Unidad de Política e Instituciones del CPES, un think thank con base en Bruselas.

Más allá del proceso institucional que supone ese camino,  habría otros muchos problemas a resolver. ¿Quién absorberá los costos de los dos programas financieros acordados a Grecia, de 110 000 millones de euros, en 2010,  y otros 130 000 millones, en 2012?., ¿cómo afectaría esa situación a la eurozona cuya economía recién comienza a mostrar una mejora? La lista de preguntas es tan larga como las filas de necesitados que se forman en Atenas que han perdido su empleo y no tienen nada para comer o para cuidar su salud.

A finales de mayo pasado el secretario del Comité Central de Syriza, Tasos Keronakis,  dijo: "Grecia ha satisfecho todas las deudas con sus propios recursos, un caso único entre los países europeos desde el momento que cualquier desembolso de fondos lleva cortado desde agosto del 2014". Difícil pedirle al gobierno griego que estire más la cuerda, salvo que los acreedores estén dispuestos a correr el riesgo de reventarla.