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Reino Unido

Ricardo III, enterrado y rehabilitado 500 años después

Los restos del monarca que pasara a la historia como un villano bajo la pluma de Shakespeare fueron enterrados este jueves en la catedral de Leicester. Su cuerpo había sido hallado en 2012 en el estacionamiento de esta ciudad del corazón de Inglaterra, que gracias a las investigaciones y a la rehabilitación del rey tendrá un nuevo atractivo turístico.

El cardenal Vincent Nichols presidió la ceremonia en Leicester el 26 de marzo de 2015.
El cardenal Vincent Nichols presidió la ceremonia en Leicester el 26 de marzo de 2015. REUTERS/Darren Staples
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 Con Juan Carlos Bejarano, corresponsal de RFI en Londres

Los restos de Ricardo III descansan, finalmente. El último monarca inglés muerto en combate -en la batalla de Bosworth, en 1485, que puso fin a la guerra civil de las Dos Rosas y supuso el ascenso al trono de los Tudor en detrimento de los Plantagenet-, fue objeto este jueves de una gran ceremonia  antes de recibir sepultura en este templo que empezó a ser construido en el siglo XI.

Para la ocasión, el actor británico Benedict Cumberbatch, uno de los millones de británicos vivos emparentados con Ricardo III -según revelaron los análisis de ADN-, leyó un poema escrito en su honor.

Sin embargo, la rehabilitación tardó siglos. El último rey de la casa Plantagenet, quien sólo reinó dos años, era visto hasta hace poco como una encarnación del mal, cuya oscura leyenda había sobrevivido durante cinco siglos.

Sin embargo, tras el hallazgo de sus restos, en agosto de 2012 en un estacionamiento de Leicester, los ingleses con la ayuda de sus historiadores comenzaron a devolverle la dignidad al rey difamado.

Las nuevas tecnologías permitieron reconstruir en tres dimensiones la osamenta del rey inglés, acabando con varios mitos: primero no cojeaba ni tenía joroba, aunque si padecía escoliosis, y lo más probable es que era bien parecido, muy activo, todo un guerrero que se convirtió en el último rey ingles en morir en el campo de batalla a sus 32 años.

Los restos de Ricardo III fueron identificados gracias a pruebas realizadas al carpintero canadiense Michael Ibsen, miembro de la decimoséptima generación de descendientes de Ana de York, la hermana de Ricardo, cuyo ADN correspondió con el extraído de los huesos del monarca.

Los  restos fueron motivo de una disputa entre Leicester y York, de donde fue duque. Sin embargo, la Alta Corte decidió que su última morada sería Leicester, ciudad a la que miles de británicos y turistas han descendido para brindar un último homenaje a un rey que 500 años después dejará de ser villano, totalmente reivindicado por la historia y vuelto a enterrar, como los grandes, en la catedral de la ciudad que ahora se convertirá, gracias a Ricardo III, en un nuevo atractivo turístico.

 

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