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Carrusel de las Artes

Velázquez, retratista del rey de España, por primera vez en París

Primera modificación:

Reunir las extraordinarias obras del pintor español Diego Velázquez en una exposición en París fue todo un reto. Pero con casi la mitad de las 120 pinturas que existen hoy en día del maestro español, el museo del Grand Palais, ubicado entre el río Sena y la avenida de los Champs Elysées en la capital francesa, lo ha logrado.

"Troppo vero" (demasiado veraz) declaró el Papa Inocencio X al verse retratado fielmente por Velázquez.
"Troppo vero" (demasiado veraz) declaró el Papa Inocencio X al verse retratado fielmente por Velázquez. Grand Palais
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Para esta muestra inédita de las obras de Velázquez en París, el comisario de la exposición Guillaume Kientz obtuvo préstamos de varios museos de Europa. El cuadro más famoso de Velázquez, Las Meninas, sin embargo, está ausente de la muestra. "Son un monumento al arte, y los monumentos, o vamos a ellos, o no se desplazan", explicó el comisario de la exposición (ver también su entrevista aquí).

El museo del Prado de Madrid prestó siete lienzos, lo máximo autorizado; la National Gallery de Londres envió la enigmática Venus del Espejo y la galería Doria Pamphili prestó el brillante retrato del papa Inocencio X. En total, cerca de 50 cuadros permiten descrubrir la trayactoria artística de Velázquez, nacido en Sevilla en 1599, en pleno Siglo de Oro español, y que empezó pintando a personajes de clases populares, según la tradición picaresca española.

Fue en 1623 cuando se disparó la carrera artística del pintor español de largo bigote. El rey de España de la época, Felipe IV, aceptó ser retratado por el jóven Velázquez. La obra le abrió las puertas de la corte.

"Demasiado real"

Como pintor del rey Felipe IV, Velázquez viajó una primera vez a Italia para completar su formación. En Venecia, Roma y el Vaticano el pintor ibérico tuvo el privilegio de descubrir los frescos renacentistas de Rafael y Miguel Angel, así como la vanguardia barroca de aquella época.

Fue en Roma y bajo la influencia de los maestros italianos que Velazquez pintó, por ejemplo, La Fragua de Vulcano, donde los dioses de la mitología, lejos de ser idealizados, aparecen con rasgos de individuos casi comunes.

En Italia, y más tarde, a su regreso a la corte de España, Velázquez se convirtió en uno de los retratistas más famosos de la historia. A partir de ese entonces rompió con la rigidez de los retratos cortesanos de la época.

"La presencia de los personajes de Velázquez en sus retratos es de una fuerza inédita", recalca el comisario de la exposición. Y recuerda la reacción del Papa Inocencio X (1574-1655) al descubrir su retrato, pintado por Velázquez: "demasiado veraz", dijo, estupefacto por la precisión de los rasgos, poco común en aquella época.

El retrato del Papa Inocencio X, presentado en el Grand Palais, llama la atención por sus ojos azules penetrantes y su sonrisa ligera e inquietante. Con sus retratos de enanos, bufones y comediantes, Velázquez supo emanciparse de las reglas rígidas del retrato cortesano.

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