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Holanda

El populista Geert Wilders otra vez en el banquillo de los acusados

La fiscalía holandesa pretende juzgar al líder del Partido por la Libertad de Holanda (PVV) bajo los cargos de “incitación al odio y discriminación racial”. Wilders ya estuvo bajo la lupa de la justicia en 2011 por los mismos cargos, de los que fue absuelto.

Geert Wilders deberá comparecer nuevamente ante la justicia acusado de incitación al odio.
Geert Wilders deberá comparecer nuevamente ante la justicia acusado de incitación al odio. REUTERS/Toussaint Kluiters
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Geert Wilders se hizo famoso en Holanda por sus polémicas frases contra el islam. A eso sumó su reconocido euro esceptismo, una mezcla que lo catapultó al parlamento y a que su partido fuera el ejemplo de la popularidad de las agrupaciones de extrema derecha europea.

Los trajes ultra formales, el pelo rubio oxigenado, y, sobre todo, la agresividad verbal se convirtieron un su firma. Una verdadera fábrica de votos, capaz de hablarle al pueblo holandés, de tú a tú, pese a provenir de una familia de clases media del Brabante católico, bastante distante de la clase obrera holandesa. Hablando del desempleo, de los bajos sueldos, pero sobre todo, de los agujeros que, dice, deja en las arcas de la seguridad social mantener a los inmigrantes, Wilders fue escalando peldaños hasta que el PVV se transformó en uno de los partidos más votados de Holanda.

De allí que todos esperaban el éxito arrollador de Wilders en las últimas elecciones europeas. Así por lo menos lo decían las encuestas, aunque sólo logró alcanzar un 13,3% una cifra modesta en vista de las expectativas.

¿Por qué este repentino desencanto? La respuesta se puede encontrar precisamente en la caricatura en la que se ha convertido Wilders. Un balance casi nulo a la hora de evaluar el cumplimiento de sus promesas, pero sobre todo, su verborrea, han ahuyentado a los votantes.

Su última salida de libreto le puede salir incluso más cara, luego que la fiscalía decidiera acusarlo por los cargos de “incitación al odio”. Fue en marzo pasado, cuando la campaña por las elecciones municipales llegaba a su fin, que el líder de extrema derecha preguntó a sus partidarios si querían menos marroquíes en sus ciudades. Ante la respuesta afirmativa, Wilders señaló que se ocuparía.

Declaraciones que provocaron una ola de manifestaciones en contra y cerca de 6.400 denuncias ante la policía, acusando a Wilders por discriminación. También provocó fugas en su propio partido, diputados incluidos, cansados de este tipo de comentarios y la negativa de Wilders de pedir disculpas.

Ante la ofensiva de la fiscalía, la respuesta de Wilders no se hizo esperar. Se dijo escandalizado y tachó la acusación de absurda. “Sería mejor que la fiscalía se ocupe de los yihadistas holandeses que parten a Siria”, declaró.

En un juicio anterior en 2011, también bajo el cargo de “incitación al odio”, Wilders, que ha comparado al Corán con 'Mi Lucha' de Hitler, fue absuelto. Los jueces estimaron que sus comentarios estaban dirigidos contra una religión y no contra un grupo racial.
 

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