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Rusia/Teatro

El peligroso oficio de dirigir el Bolshoi

El director artístico del prestigioso teatro ruso sufrió graves quemaduras en la cara luego de que un desconocido enmascarado lo rociara con ácido, por lo que podría quedar ciego. Sus responsabilidades frente al Bolshoi, que le permiten impulsar o destruir carreras, le granjearon muchos enemigos en el ‘cruel mundo del ballet’.

Foto de archivo del teatro Bolshoi.
Foto de archivo del teatro Bolshoi. ©Reuters.
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Serguei Filin, director artístico del teatro Bolshoi, fue agredido el jueves pasado delante de su casa de Moscú cuando un hombre enmascarado le echó ácido en la cara, produciéndole quemaduras de tercer grado, por lo que podría perder la vista.

Según la televisión rusa, los médicos no podrán pronunciarse sobre el daño en sus ojos hasta dentro de dos semanas.

Por lo pronto, la policía privilegia la pista de un ataque ligado a la delicada ocupación de la víctima.

"Desde que ocupó el cargo, Serguei estaba amenazado permanentemente y sus predecesores también", explicó Katerina Novikova, portavoz del teatro y amiga del bailarín.

"Nunca pensamos que la guerra por los papeles podría llegar a este nivel criminal. Siempre nos pareció, y siempre quisimos creer que la gente del mundo del teatro tenía un mínimo de moral. Es por eso que esta historia es terrible", agregó.

El director artístico, de 42 años y padre de familia, se negaba a desplazarse con los guardaespaldas que le habían asignado pese a las advertencias que había recibido.

Sin embargo, no se trataba del primer ataque: recientemente los neumáticos de su automóvil habían sido cortados, mientras su correo electrónico y su cuenta en Facebook habían sido pirateadas.

“Es la crueldad del mundo del ballet”, resumió Anastasia Volochkova, exbailarina del Bolshoi. "El director artístico toma decisiones muy importantes sobre la remuneración de los artistas, sobre quién interpretará cada papel", agregó.

"Hay una lucha terrible por los papeles, por un ascenso", explicó.

Por su parte, el coreógrafo Alexei Ratmanski, exdirector artístico del Bolshoi, consideró que el ataque contra Filin "no era una casualidad", y cuestionó la “práctica repugnante de los aplausos pagados, los arreglos, los traficantes y revendedores de entradas, los fans medio locos dispuestos a saltar al cuello de los rivales de sus ídolos".

“La causa de todo esto es la desaparición progresiva de la ética del teatro”, sostuvo.

La guerra de clanes de admiradores de la vieja guardia enfrentados a los fanáticos de las nuevas estrellas del ballet puede ser una clave para entender este grado de violencia en un teatro que cuenta con más de 250 bailarines.
 

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