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Hungría

Protestas masivas contra el giro autoritario de la nueva Constitución

Decenas de miles de manifestantes salieron el lunes a las calles de Budapest para expresar su rechazo por un texto impuesto por el gobierno de Viktor Orban que contempla recortes democráticos y una fuerte impronta tradicionalista. Críticas de la Unión Europea, Estados Unidos y organizaciones de derechos humanos.

Manifestantes húngaros durante la protesta contra el primer ministro Viktor Orban y su partido, Fidesz, por el cambio de Constitución, el 2 de enero de 2012 en el centro de  Budapest.
Manifestantes húngaros durante la protesta contra el primer ministro Viktor Orban y su partido, Fidesz, por el cambio de Constitución, el 2 de enero de 2012 en el centro de Budapest. ©Reuters.
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Las calles de Budapest fueron teatro el lunes de una movilización sin precedentes convocada por la oposición para protestar contra el gobierno del primer ministro conservador Viktor Orban y su flamante Constitución, que entraba en vigor ese día.

Hasta 100.000 personas, según los organizadores -70.000, de acuerdo con observadores- expresaron su malestar frente a la nueva carta magna, redactada exclusivamente por el partido en el poder y cuya elaboración no había figurado en la campaña electoral de Orban en las elecciones que lo llevaron al poder en 2010.

Según sus detractores, el nuevo texto atenta contra el pluralismo de la prensa y pone fin a la independencia de la justicia. Sus nuevos pilares son Dios, el cristianismo, la familia tradicional o la defensa de la vida desde el momento de la concepción.

Otros puntos polémicos: la “República de Hungría” pasa a llamarse “Hungría” a secas. Pero es sobre todo la falta de separación entre los distintos poderes del Estado, la politización de la Justicia y los recortes a la independencia del Banco Central los aspectos que concentraron las críticas. En el ámbito económico, el nuevo texto fundamental impone con rango constitucional la política fiscal del régimen conservador a los gobiernos futuros.

"Viktor Orban y sus servidores hicieron pasar a Hungría de ser un lugar prometedor al lugar más sombrío de Europa", aseguró al comenzar la manifestación el diputado socialista Tibor Szanyi, que llamó a la población a "sacarse de encima la dictadura Orban".

La Unión Europea y Estados Unidos, así como Amnistía Internacional, se sumaron a las críticas. Este martes, el canciller francés Alain Juppé, “estimó que hay un problema en Hungría” y sostuvo que “es menester de la Comisión Europea el verificar que estos nuevos textos constitucionales respetan lo que hace al bien común de todos los países de la Unión Europea”.
 

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