Berlusconi trata de salvar su cabeza en víspera de la moción de censura
'Il Cavaliere' propone un pacto de Gobierno a los centristas en un discurso moderado que contrasta con los supuestos casos de compra de votos a los diputados que aparecen en la prensa. La Fiscalía de Roma ha anunciado una investigación. Fini: “Sólo quiere aguantar para impedir que se celebren sus juicios”.
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A menos de 24 horas para subirse al patíbulo de la moción de confianza y censura a las que se someterá en el Parlamento y el Senado, Silvio Berlusconi ha propuesto un pacto de Gobierno a los diputados centristas con el objetivo de salvar su cabeza.
Llega el día D para Berlusconi
En un discurso parlamentario, el primer ministro italiano se ha enfundado en el traje de hombre de Estado tan poco habitual en sus formas y ha llamado a “los centristas y a todos los moderados” a evitar una crisis de Gobierno “para la que no hay una solución previsible”. “Sería una locura política”, ha bramado Il Cavaliere. Berlusconi estaba irreconocible: “Tenemos que reconstruir la alianza […]. Necesitamos continuidad, eficiencia perfecta, capacidad de decisión; de todo, salvo una crisis con un salto a lo desconocido”.
Mañana se conocerá si los diputados escuchan sus plegarias o si la rebelión del bando de su ex aliado Gianfranco Fini consigue lo que no han conseguido dos años y medio de escándalos y procesos judiciales abiertos: expulsarlo del poder.
A los acólitos de Fini no parece que les vaya a reblandecer con altas palabras. El propio presidente de la Cámara de los Diputados ha atacado en las últimas horas con una lengua especialmente afilada al que fue su aliado durante 16 años. “Berlusconi dirá ahora todo lo que queremos que diga, pero no nos fiamos ya de su palabra”, dijo Fini. “Cuando está en apuros, es capaz de decir todo y lo contrario de todo”.
En su opinión, los motivos de Estado en los que trata de envolverse Berlusconi están en las Antípodas de sus verdaderos fines: “Sólo quiere quedarse en el Palacio de Chigi hasta que se apruebe la ley del legítimo impedimento, vital para impedir que se celebren sus juicios”.
La situación política en Italia es, pues, límite. El Tribunal Constitucional italiano deberá pronunciarse en enero sobre la ley que le daría inmunidad a Berlusconi, y en los últimos días un supuesto mercadeo del entorno del primer ministro para comprar el voto de diputados es otro barro que amenaza con manchar a las instituciones italianas.
La Fiscalía de Roma, otra institución sobre la que pesan graves acusaciones de corrupción, investigará una denuncia del ex magistrado Antonio Di Pietro, líder de Italia de los Valores, sobre la supuesta compra de uno de sus diputados.
Tal es la situación en Italia, que ese diputado admitió ante los medios de comunicación que no pudo rechazar la oferta de cancelar su hipoteca del piso a cambio de su voto. Otros confiesan haber recibido medio millón de euros. La compraventa de la política italiana parece estar en auge.
Ésa es la situación a un día de la votación, donde pocos se atreven a hacer apuestas sobre los resultados que arrojará el Parlamento. Berlusconi necesita 316 votos para seguir arrastrando su precaria mayoría en el Gobierno.
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