Los científicos han descubierto que los glaciares son unos excelentes termómetros para obtener una medida promedio de la temperatura global y observar los efectos del cambio climático. Tras años de observación, aumenta la preocupación por el deshielo del Ártico y del Antártico.
"Si no hacemos nada se calcula que, a finales de este siglo, las temperaturas en Alaska aumentarán entre 6 y 12 grados y todos los modelos industriales serán transformados para siempre. Esta es la realidad. Esto es lo que le está ocurriendo a nuestros hermanos estadounidenses, ¡ahora!"
Así se expresa el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un video que se puede ver en el sitio web de la Casa Blanca, con motivo de su viaje a Alaska, en la región ártica, en donde "el impacto del recalentamiento global es visible", confirma Diego Creimer, responsable del programa del Ártico en Greenpeace, Canadá.
Los glaciares son grandes masas de nieve, hielo cristalizado y pedazos de roca que se acumulan en grandes cantidades. "Su deshielo provoca una subida del nivel del mar", explica por su lado Nacho Merino, investigador en el Laboratorio de Glaciología y Geofísica del Medio Ambiente, en Grenoble.
El deshielo de los glaciares provoca trastornos para las poblaciones de los países, tanto del Ártico como del Antártico. El propio presidente Barack Obama comentaba los riesgos que el recalentamiento global hace correr a las industrias locales de Alaska.
Entrevistados: Diego Creimer, responsable del programa del Ártico en Greenpeace, Canadá, y Nacho Merino, investigador en el Laboratorio de Glaciología y Geofísica del Medio Ambiente, en Grenoble.
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