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CRISIS ALIMENTARIA

La Gran Depresión del hambre: la crisis que esconde el siglo

La cumbre del G-20, obligada a tratar sobre el tema. Los precios históricos de la comida provocan la segunda crisis alimentaria en tres años. Hay mil millones de hambrientos y 44 millones de nuevos pobres en seis meses. ¿Causas? Demografía, especulación y clima, sobre todo.

Un tercio de la mortalidad infantil se atribuye a la desnutrición.
Un tercio de la mortalidad infantil se atribuye a la desnutrición. ©REUTERS
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Desde 2008, lo árboles negros de la crisis financiera mundial no han dejado ver el bosque de la verdadera crisis económica: la hambruna. Una nueva explosión de los precios de los alimentos, la mayor en décadas, ha provocado la segunda crisis alimentaria en tres años. El número de hambrientos en el mundo no disminuye, mil millones de ellos lo atestiguan, y los datos dicen que se acabó la comida barata. La Gran Depresión del hambre acecha.

En seis meses el precio de los alimentos ha arrojado a 44 millones de personas a la pobreza y, en ese tiempo, el precio del trigo aumentó entre un 60% y un 80%. El del maíz, un 73%. Cada informe que aparece en los últimos meses de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), del Banco Mundial o de organizaciones no gubernamentales como Intermon Oxfam, enciende una nueva alarma que dice que estamos ante la segunda crisis alimentaria mundial en tan sólo tres años. Si en alguna parte existe un teléfono rojo que suene al producirse una crisis del hambre, en estos momentos debería estar sonando con fuerza.
 

Evolución del índice de los precios de los alimentos de la FAO
Evolución del índice de los precios de los alimentos de la FAO ©FAO

Según los datos del Banco Mundial, al menos mil millones de personas sienten el sonido del hambre bajo sus ombligos y en los últimos meses 44 millones han entrado en situación de pobreza al tener que afrontar una subida de precios de los alimentos sin precedentes. “Los precios mundiales de los alimentos están alcanzando niveles peligrosos y están arrastrando a decenas de millones de personas a la pobreza”, denuncia Robert B.Zoellick, presidente del Grupo del Banco Mundial. Habla de gente que vive con menos de 1,25 dólares al día.

En las economías de mercado, los precios siempre dan señales de que algo ocurre. El índice de precios de los alimentos que elabora el organismo que preside Zoellick ha registrado un aumento del 15% entre octubre pasado y enero de 2011, un 29% superior al nivel alcanzado un año antes. Ya roza, el nivel de 2008, año que comenzó la gigantesca subida del precio de los alimentos, tras largas décadas de estabilidad.

Los sensores de Naciones Unidas en esta materia también tienen una bombilla roja que gira violentamente. El Índice de la FAO para los precios de los alimentos alcanzó los 231 puntos en enero, un 3,4% más que el mes anterior. Es el valor más alto que ha alcanzado nunca. Una pista: hace una década, el índice apenas sobrepasaba los 90 puntos.

Esa subida tiene su correspondencia asfixiante en los alimentos más básicos: en un sólo mes el Índice sobre los cereales ha subido 32% alcanzado un promedio de 245 puntos, el de los aceites subió un 5,6% hasta alcanzar los 278 puntos, al igual que los lácteos, que también subieron un 6,2%, hasta encaramarse a los 221 puntos. Casi todos los indicadores se hallan en registros récord.

La demografía se dispara: China e India comen mejor

Un principio básico de economía es que si la demanda de un bien es mayor que su producción el precio no parará de subir. Y la velocidad a la que crecen los demandantes de este bien irrenunciable desborda todas las expectativas.

La población mundial no para de aumentar a un ritmo vertiginoso. Eso lo sabe bien, Adnan Nevic, un niño de Sarajevo que no tendría nada de particular sino fuera porque en 1999 se convirtió en el habitante número 6.000 millones del planeta, según la ONU. De acuerdo a las proyecciones de la Oficina de Censo Demográfico de Estados Unidos, perderá el honor de su efeméride entre este año y el que viene. La población ha aumentado mil millones en doce años, cifra que coincide curiosamente con el número de hambrientos del mundo.

La producción de cereales de este año no será suficiente para cubrir la demanda mundial, según los datos de la FAO. Sus pronósticos dicen que el consumo mundial de cereales en 2010/11 alcanzará los 2.260 millones de toneladas, un 1,8% más que en la campaña anterior. Unas 32 millones de toneladas menos de las demandadas.

En este sentido, tiene mucha importancia el papel de China y la India, y en general de todos los emergentes asiáticos, cuya evolución económica los lleva a ser cada vez más numerosos y cada vez mejor alimentados. Aumentan su consumo de grano y comen más carne.

Precios de los cereales en dólares por tonelada.
Precios de los cereales en dólares por tonelada. ©FAO

 
La especulación también causa hambre

Pero los expertos enuncian también causas cortoplacistas que han llevado a los precios de los alimentos a retomar el camino del año 2008, cuando sufrieron un repunte histórico. Todo comienza con condiciones medioambientales que hicieron que baje la producción: sequías, inundaciones e incendios. En seguida esto se unió a un alza del precio del petróleo y a decisiones políticas controvertidas, como las restricciones a la exportación realizadas por Rusia y Ucrania para controlar los precios.

Unos de los orígenes de la crisis financiera y de deuda de los Estados han sido los ataques especulativos en los mercados. Los especuladores tampoco se olvidan de clavar sus dientes en el terreno que abona el hambre. Así, el precio referencial del trigo de los Estados Unidos  alcanzó los 325 dólares por tonelada en diciembre pasado, alrededor de un 70% más que al principio de la campaña comercial en julio, según la FAO. Y el precio de referencia del maíz de los Estados Unidos alcanzó un promedio de 245 dólares por tonelada, un 48% más que hace un año y sólo un 13% más bajo que el nivel máximo alcanzado en junio de 2008.

Esta volatilidad en los precios se debe en parte a los ataques de los mercados, según denuncia el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que llevará este tema a la cumbre del G-20. Este comportamiento le merece los calificativos de “extorsión y pillaje”. Ése es uno de los puntos clave también para el presidente del Banco Mundial, que pide “información más precisa para tranquilizar a los mercados” y para calmar las alzas abruptas de precios inducidas “por el pánico”.

Agrocombustibles, ¿“crimen contra la humanidad”?

Los más de 2.200 millones de toneladas de cereales que se producirán este año no serán suficientes. Sin embargo, no toda la producción se destina a consumo humano. Según datos de la FAO, 764 millones de toneladas irán destinadas a alimentar la producción ganadera y 433 millones de toneladas se destinarán a otros usos, como la producción de combustibles.
 

Países que necesitan ayuda externa para proporcionar alimentos a sus ciudadanos
Países que necesitan ayuda externa para proporcionar alimentos a sus ciudadanos ©FAO

Este último punto despierta no pocas polémicas. La obtención masiva de combustibles como el etanol y el biodiesel a partir de productos agrícolas como el trigo, el maíz o el girasol fue calificado por John Ziegler, relator de la ONU para el derecho a la alimentación, como “un crimen contra la humanidad”. Según denuncia el economista Francesc Reguant en el diario El Periódico, solo en EEUU, en el 2010 “se destinó el 35% de la producción de maíz a etanol”. El dato es relevante, ya que EEUU produce el 40 % del maíz mundial. Es decir, cerca del 14% del maíz del mundo sale en forma de humo por el tubo de escape de los coches.

Así las cosas, “sólo cuestión de meses que los más pobres del mundo se vean afectados por otra crisis de precios de los alimentos básicos”, denuncia Gonzalo Fanjul, portavoz de la ONG Intermón Oxfam. En su opinión “los gobiernos deben actuar ahora y hacerlo juntos para detener esta situación". Los ministros de Finanzas del G-20 se reúnen el próximo fin de semana en París. Tratarán el tema, en teoría buscarán soluciones. Fanjul desconfía: "Los gobiernos deben evitar repetir los errores del pasado, cuando los países reaccionaron a la espiral de aumento de precios prohibiendo las exportaciones y acaparando alimentos. Esto sólo empeorará la situación y es la gente más pobre del mundo la que pagará los platos rotos". El tiempo apremia.

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