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Con una importante transformación del reglamento, la máxima categoría del automovilismo mundial arranca este fin de semana la temporada 2014.

Kimi Raikkonen en su Ferrari, este 14 de marzo en el circuito Albert Park de Melbourne, Australia.
Kimi Raikkonen en su Ferrari, este 14 de marzo en el circuito Albert Park de Melbourne, Australia. Reuters
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Un año incierto, poco predecible, es el que comienza este fin de semana con el Gran Premio de Australia. La razón: la gran carpa se enfrenta a la mayor revolución técnica en al menos dos décadas. Así pues, vuelven los motores turbo, esta vez en versión de 1,6 litros de cilindrada, lo que implicará la incorporación de dos sistemas de recuperación de energía, en la frenada y en el escape (los bólidos contarán con 160 caballos de fuerza adicionales durante 33 segundos). Los cambios también tendrán que ver con la aerodinámica, con la prohibición de los difusores traseros y la exigencia de un alerón delantero menos ancho. La cuarta gran novedad será la restricción del consumo de combustible, que será reducido a 100 kg por carrera, a diferencia de los 150kg del campeonato pasado.

En ese sentido, el nuevo paquete reglamentario parece poner en entredicho el dominio de Red Bull y de su máxima estrella, Sebastian Vettel. La escudería de las bebidas energéticas no completó una buena pretemporada y el panorama no parece alentador este domingo en Albert Park. Sin embargo, Vettel considera que es prematuro descartarlos.

“No es justo decir que no somos candidatos”, consideró el piloto alemán. “Es cierto que no llegamos de la mejor forma, pero es muy distinto cuando hablamos del campeonato entero, hay mucho tiempo todavía”.
 

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