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Carrusel de las Artes

En Navidad, cuéntame un cuento

Primera modificación:

La temporada navideña es propicia para rescatar la tradición oral del cuento, una práctica que acerca a padres e hijos y enriquece la imaginación.

Una sesión de cuentos en una biblioteca pública francesa.
Una sesión de cuentos en una biblioteca pública francesa. © Mairie de Vernouillet
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"Había una vez..." y se abre la puerta de un cuento. En la época de Navidad florecen en Francia las iniciativas para acercar a los niños a esa tradición oral cada vez más en desuso. Las bibliotecas, alcaldías y museos invitan a la escucha y al intercambio como parte de las actividades especiales durante las vacaciones.

Sale nuevamente a la luz el repertorio de “historias clásicas”, como son los cuentos de Charles Perrault ("La Bella durmiente", "Caperucita roja", "El gato con botas" o "Cenicienta), o las Fábulas de La Fontaine, dos de los autores franceses más conocidos en este género. También otros autores europeos como los Hermanos Grimm o el danés Hans Christian Andersen, quien dio vida a historias como "La sirenita", "El soldadito de plomo" o "La reina de las nieves".

Pero para nadie es un secreto que se hace cada vez más complicado captar la atención de los niños a través de la voz o la lectura, en momentos en los que las grandes productoras mundiales arremeten con películas o juegos de vídeos cada vez más impresionantes y realistas.

No obstante, contar un cuento es una de las actividades más sencillas, accesibles, poco costosas y enriquecedoras para niños y adultos.

“Gracias al cuento logramos imaginar cosas imposibles, por si acaso llegan a ocurrir. El cuento nos permite crear defensas para enfrentar las adversidades. Una historia o fábula, permite tener otras experiencias, que quizás no hemos vivido. Los símbolos del cuento ayudan a prepararnos a las dificultades de la vida”, explicó a RFI el cuentacuentos venezolano Víctor Cova.

En América Latina, lejos del frío invernal, la nieve o las referencias nórdicas de un Papa Noel que viaja en un trineo tirado por renos, existen muchos cuentos en torno a la Navidad. Los escritores latinoamericanos han optado muchas veces por reflejar dificultades de los más humildes, las diferencias entre ricos y pobres o las ilusiones de los niños. En Venezuela, por ejemplo, una historia muy conocida cuenta cómo un niño se fue a cenar con el Niño Dios ("De cómo Panchito Mandefuá cenó con el Niño Jesús" de José Rafael Pocaterra).

De su lado, el famoso cuentero mexicano Francisco Hinojosa describe la alucinante cena de Navidad de una hiena, parábola exquisita de los tiranos que han poblado el continente ("La Cena de Navidad").

Sea cual sea la historia, pasar un momento en familia, compartir y escuchar al otro, alentar la imaginación, son algunos de los beneficios de leer un cuento.

“No hay que limitarse a abrir el libro, también se pueden inventar historias o situaciones, y sobre todo, escuchar al otro, a los niños y a los adultos, a los ancianos. Otros artes permiten esa comunicación, pero el cuento lo hace de forma directa, de persona a persona, a través de la palabra”, concluyó Víctor Cova.

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