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Crónica Cultural

André Gide, pensador libre

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El autor de “Los alimentos terrestres”, “El Inmoralista” o “Viaje al Congo”, entre otros, fue uno de los escritores más influyentes de su tiempo y un firme defensor de los derechos de los homosexuales.

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André Gide fue una figura tutelar de su tiempo, y un autor estudiado y admirado todavía hoy. Nació en París en 1869, en el seno una familia burguesa protestante, pero desde muy temprano cultivó un estilo muy personal y ético, con el que exploró la libertad individual y el conflicto con la moralidad convencional.

En su muy bello libro "Los alimentos terrestres" (1897) defendió la doctrina del hedonismo activo. A los 24 años asumió abiertamente su homosexualidad, algo que en la conservadora sociedad francesa de finales del siglo XIX, generó gran revuelo. De hecho, fue el primero de los intelectuales franceses y europeos en asumir sus preferencias sexuales y defender así su libertad y sus derechos. Lo hizo en su novela "Los monederos falsos" (1925) o en "Corydon" (1924) un ensayo que causó escándalo y le acarreó a Gide enemistarse con más de uno.

 

Cuando deje de indignarme, habrá comenzado mi vejez.

André Gide

 

“Gide no habría podido vivir su vida de autor pretendiendo ocultar su orientación sexual. Tuvo que enfrentar una sociedad refractaria a este tipo de declaraciones. Se puede apreciar en libros como ‘El Inmoralista’, una obra con muchos elementos autobiográficos, donde la homosexualidad está bien insinuada. A partir de ese momento hay una decisión clara de él de poner su homosexualidad a la luz e integrarla a su obra”, explicó a RFI Germán Vélez, profesor en la Universidad Eafit de Medellín y especialista de la obra del escritor francés.

André Gide fue un autor prolífico que denunció sin ambages las injusticias de su tiempo o el totalitarismo. Fue un duro crítico de la política colonialista francesa como lo hizo ver en un diario que llamó “Viaje al Congo” (1927), publicado en la Nouvelle Revue Française.

Otro elemento clave en la obra de André Gide es la búsqueda de la felicidad porque como él mismo decía "es un deber ser feliz".

“Para Gide ser feliz es una cuestión de decisión. No es algo pasivo, sino que implica una cierta responsabilidad”, agregó Vélez.

Poco antes de morir, Gide redactó un telegrama para su enemigo el novelista católico François Mauriac, con orden de que sólo se le enviara días después de su fallecimiento. En él estaba escrito: “Peca, querido. El Infierno no existe. Firmado: Gide”. André Gide recibió el premio Nobel de Literatura en 1947 “por su extensa y artísticamente significativa obra literaria, en la que los problemas y la condición humanos se presentan con un audaz amor a la verdad y una aguda penetración psicológica".

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