Redifusión. En Francia, uno de los sectores culturales más golpeados por la crisis económica ha sido el de las librerías, al punto que muchos consideran que este tipo de comercios está en peligro.
Como muchos otros comercios llamados de proximidad, las librerías en Francia han padecido la embestida de la crisis económica. Según el sindicato de la librería, unas 200 librerías cierran anualmente aunque se registra similar número de aperturas o traspasos de comercios. La principal competencia para las librerías pequeñas y medianas han sido las grandes tiendas como la FNAC o las plataformas de venta en línea como Amazon. Una competencia ruda que puso en jaque mate a Virgin, una megatienda de productos culturales que cerró definitivamente este año.
Frente a la fragilidad del sector, unas 60 librerías parisinas han decidido asociarse bajo el nombre de "Paris Librairies" para ofrecer un mejor servicio, más rápido y vasto, con un 1,5 millón de títulos disponibles.
“En París hay una red inmensa de librerías. De hecho la ciudad está considerada la librería más grande del mundo. Y sin embargo, mucha gente pide sus libros por Internet. Había que hacer algo para ayudar a los clientes a encontrar el libro que querían. Además, queríamos darle el gusto a la gente de venir a las tiendas, de ver la riqueza de títulos que existen y de la ayuda que podemos prestarles. Son ventajas que no van a encontrar en un sitio web”, explicó a RFI Laura de Heredia, directora de las librerías “L’Arbre à lettres” que forman parte de "Paris Librairies".
Las librerías clásicas también han sufrido la aparición de los e-books o libros digitales, un producto cuyo uso se ha triplicado en el último año en Francia.
“El libro de papel no va a desaparecer. Lo que está en crisis es el modelo económico que permite distribuir los libros. El modelo existente no ha tenido en cuenta los cambios en el consumo. Ninguna librería puede tener disponible 450.000 títulos, y el cliente que no encuentra inmediatamente lo que quiere en una librería no va a dudar un segundo en pedirlo por Internet”, agrega Claudia de Bonis, directora de la librería del Rond Point.
En Francia, el precio del libro está regulado por una ley que garantiza un precio único, sea en tienda o en Internet. Pero las librerías deben lidiar con alquileres y gastos altos que han reducido el margen de ganancia. En su lucha por la sobrevivencia, los libreros han multiplicado las operaciones para atraer a los clientes.
En marzo pasado, el gobierno francés decidió una ayuda de 5 millones de euros para ayudar a las librerías independientes, "una ayuda urgente y necesaria" en opinión de Claudia de Bonis.
Por su parte, la unión ha hecho la fuerza para las librerías parisinas de "Paris Libraries" cuya oferta de libros en papel y digitales es consultable por Internet, teléfonos móviles y tabletas.
Boletín de noticiasNoticias internacionales esenciales todas las mañanas
Suscribo