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Literatura/Entrevista

Salman Rushdie a RFI: ‘Tenía la impresión de vivir en una novela de espionaje’

El escritor anglo-indio Salman Rushdie presenta en París su autobiografía ‘Joseph Anton’, el nombre que utilizó durante trece años luego de que el ayatolá Jomeini lanzara un decreto religioso poniendo precio a la cabeza del autor de ‘Los versos satánicos’. Diez años después de una vida de clandestinidad forzada, cuenta su historia, la de un escritor condenado a muerte, pero que hoy finalmente puede expresarse como un hombre libre.

Salman Rushdie, entrevistado por Catherine Fruchon-Toussaint, el 19 de noviembre de 2012.
Salman Rushdie, entrevistado por Catherine Fruchon-Toussaint, el 19 de noviembre de 2012. RFI
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Por Catherine Fruchon-Toussaint

¿Cómo se encuentra?

Estoy bien, gracias. Muy contento de estar en París, a donde no venía desde hace más de tres años, creo.

Justamente, hoy presenta en París su autobiografía, que empieza con ese día fatal de 1989 en que lanzaron un decreto religioso contra usted. Y, recientemente, la recompensa para matarlo ha sido aumentada. ¿Cómo reaccionó ante la noticia?

Los periodistas franceses están obsesionados con ese tema. Es un “no evento”. Es sólo la iniciativa de un clérigo de Teherán que nadie allá toma en serio. Y no tiene nada que ver con la fatua que terminó hace más de una década. Pero ese anciano quiere ocupar las portadas de los diarios y, desgraciadamente, usted le da una oportunidad. Así que dejémoslo ahí donde está.

Entonces, usted no está enojado…

No, no hay ninguna posibilidad de que lo esté. Una de las razones por las cuales tardé tanto en escribir este libro es que quería estar seguro de que iba a escribir una historia que había concluido. Se trata de un capítulo de mi vida que tiene un principio, un nudo y un final.

Y ahora ya van a cumplirse once años desde que ya no hay una amenaza seria. Por supuesto ocurre a menudo, es cierto, que alguien en Irán tome la palabra y levante el puño contra mí, pero ahora es sólo un acto retórico y general. Pero me acuerdo muy bien de cuando no era algo retórico sino real, así que soy perfectamente conciente de la diferencia entre antes y ahora. Pienso que no hay que tomarse al pie de la letra este nuevo episodio.

Como escritor, observa y escucha lo que pasa en el mundo. ¿Qué piensa por ejemplo de lo que ocurre actualmente en Gaza y el conflicto con Israel?

No sé. Siempre intento entender lo que pasa. Por ahora, creo que las noticias están un poco en bruto. Quiero decir que no tenemos suficientes, me parece. En todo caso, no estoy de un lado ni del otro. Por un lado, está claro que Hamas es una organización peligrosa, ampliamente financiada por Irán y que ha aumentado su armamento pesado, así como su capacidad para atacar a Israel. Así que es perfectamente entendible que el gobierno de Israel se preocupe. Yo me preocuparía…

Al mismo tiempo no soy el mayor admirador del señor Netanyahu. Está claro que todo está vinculado a las elecciones. Pero no con las elecciones en Israel, sino con las elecciones estadounidenses. El resultado de estas elecciones no es bueno para Netanyahu, porque quedó afuera al candidato republicano. Sin embargo, Netanyahu apoyó al candidato que perdió y su relación con Obama siempre fue mala.

Estoy seguro de que ahora no va a mejorar. Así que para los israelíes es problemático esta distancia con su principal aliado. Quizás esto va a reactivar alguna iniciativa. No lo sé. Son hipótesis, y en cualquier caso, no me gusta ninguno de los dos campos. Cada uno tiene la peste en su familia, como diría Shakespeare.

¿Es por eso que no aboga por una intervención exterior?

Pienso que tenemos un problema con el concepto de “intervención”. Nunca sabemos cuándo hay o no que llevarla a cabo. A veces los gobiernos occidentales son criticados por no intervenir, por ejemplo con las masacres en la ex Yugoslavia. A veces, se los condena por haber intervenido, como por ejemplo en Irak.

Y pienso que es un tema que todos los países del mundo deberían debatir en profundidad. Hoy en día hay muchos lugares en el planeta en los que hay problemas muy graves, y pienso entre otras cosas en las preguntas que suscita la intervención en Siria. Creo saber que el gobierno francés tomó la iniciativa de reconocer a la oposición siria, la nueva coalición de la oposición.

Tal vez sea una buena idea, pero no estoy del todo seguro. Porque hay muchos informes sobre Siria, en lo que se refiere a Al Qaida, y quisiera saber un poco más sobre lo que es esta oposición en realidad. El líder que fue elegido se presenta como un clérigo moderado y, yo, cuando escucho esta expresión “clérigo moderado”, me parece sospechoso…

Hablemos de su libro, la autobiografía Joseph Anton. Es su historia, pero se lee como una novela y, de hecho, usted escribe en tercera persona del singular, como si el Salman Rushdie de hace veinte años fuese distinto al que es usted hoy. ¿Es así?

Sentí la necesidad de dar un paso al costado, de salir de mí mismo para tener una mirada exterior, y me di cuenta de que era más fácil para ser objetivo. Paro sabe qué, intenté escribir en primera persona. Por supuesto, cuando empecé a escribir, decía “yo”. Y muy rápidamente me di cuenta de que no me gustaba, había algo en el tono que me molestaba.

En realidad, me parece narcisista. Todos esos yo, yo, yo, yo… Y me sentía contrariado hasta el día en que empecé a escribir sobre mí como si se tratara de otra persona, y a a escribir más sobre mi tema que sobre mí mismo. Y ahí, escribí algunas líneas, un párrafo corto, y, en seguida, sentía que se abría una puerta. Pensé que era mucho mejor, que era lo que quería hacer, que sonaba mejor y que principalmente estaba más en acuerdo con la objetividad. Así que traté de acercarme al mismo tiempo a mi historia desde el interior y desde el exterior.

¿Tuvo la impresión de convertirse en un personaje de novela y que atravesó el espejo como Alicia (A través del espejo)?

No, no creo haberme convertido en un personaje de ficción, pero utilicé técnicas de la novela para hablar de hechos reales. Me interesé mucho en el género llamado “fiction non fiction”. Por ejemplo, co libros como La lista de Schindler, La canción del verdugo, el gran libro de Norman Mailer y también The Right Stuff de Tom Wolf. Esos libros están completamente basados en historias verdades, pero a través del prisma de la ficción.

Quise hacer lo mismo, porque mi historia se había vuelto completamente novelesca; tenía la impresión de vivir en una novela de espionaje, con hombres armados en la cocina, terroristas internacionales que atravesaban mares, y reuniones en aquel edifico sobre el Támesis que se ve en las películas de James Bond, con todos los servicios secretos.

Ya sabe, con la actriz Judi Dench [que tiene el papel de M en James Bond] por ejemplo. Y me pareció que había algo muy novelesco en todo eso. Pero lo que era todavía más interesante, es que ¡era real! Pero no quería novelar o inventar personajes, porque el libro habría perdido fuerza. De hecho, se lee como una novela, pero todo es verdadero. Nadie te obliga a escribir tus memorias, no es algo compulsivo, puedes rechazarlo si no quieres hacerlo. Pero si lo haces, tienes que hacerlo hasta el final, decir la verdad, y hasta donde puedas, toda la verdad.
 

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