Tras su paso por el festival de Berlín, “Amador” llega ahora a la exhibición comercial en Francia, distribuida por Sophie Dulac, propietaria del cine Majestic Passy, que organizó esta velada en colaboración con el Instituto Cervantes y con la asociación Españolas en Paris.

El encuentro entre un anciano enfermo e inválido a las puertas de la muerte con una joven inmigrante latino americana que es contratada para cuidar de él, constituye el núcleo de esta comedia sobre un tema grave, pero cargada de humor y de poesía.

El papel protagónico principal está a cargo de la actriz peruana Magaly Solier, una brillante composición,  tras sus éxitos en “Made in usa” y en “La teta asustada” de su compatriota Claudia Llosa.

Magali Solier interpreta el papel de Marcela, una joven emigrante que vive con un vendedor de rosas organizador en Madrid de toda una red de inmigrantes clandestinos que venden su mercancía. Al quedarse embarazada Marcela no le dice nada a su marido y encuentra un trabajo para cuidar de “Amador” un anciano, un poco olvidado por sus familiares. Por un lado la vida que llega representada por  esa mujer embarazada y por otro la muerte que acecha en la persona de ese viejo gruñón,  que intenta mirar la vida por su ventana. Tal es el eje tragicómico de este relato.

Celso Bugallo, veterano actor gallego ha llegado tardíamente del teatro al mundo del cine, en donde empezó su carrera con “La lengua de las mariposas” de José Luis Cuerda. Su carrera  prosiguió después con “Los lunes al sol” y  se disparó con “Mar adentro” de Alejandro Amenábar. Ahora interpreta el papel de Amador, que da título a la película, ese viejo del que se ocupa Marcela.

Encontramos en el excelente guión de “Amador”, temas recurrentes en la breve pero excelente filmografía de Fernando León de Aranoa, desde la temática social de “Familia”, “Barrio” o “Los lunes al sol”, a la poesía de “Princesas”, o el comportamiento ético y moral de sus personajes frente a la vida.

Las prostitutas que atraviesan la pantalla como sirenas y que ayudan al prójimo a mejor resistir en la miseria, la radio con sus programas y noticieros en segundo plano sonoro como contrapunto irónico de las situaciones tragicómicas, la familia destruida por la crisis, los emigrantes que han ocupado en nuestras ciudades el lugar de lo que se denominaba antaño proletariado o lumpen proletariado, los barrios periféricos de ese Madrid poblado de emigrantes, con sus descampados y su superpoblación en bloques de apartamentos.

En ese contexto social, se situa esta profunda relación humana entre sus dos personajes. La mirada de Fernando León de Aranoa cineasta se sirve de todos esos elementos para contarnos con maestría un guión original con total autenticidad y sabios recursos, como la metáfora del rompecabezas en la vida de sus personajes o el brillante desenlace que no desvelaremos aquí. La vida coloca a Marcela como también a los familiares del anciano ante una opción ética que cada uno resuelve a su manera.

La emoción, el humor y la ironía acompañan sus brillantes diálogos y situaciones cómicas que pueden parecer tan surrealistas como la vida misma. Su puesta en escena es pausada, captando las miradas, los gestos y los silencios, adaptándose al carácter íntimo de esa relación que se teje entre la vida y la muerte, entre Marcela y Amador.

Como decía Octave, un personaje de “La regla del juego” de Jean Renoir, “lo terrible en este mundo es que cada cual tiene sus razones”. Una réplica que podría ser también la conclusión de “Amador”, con su mirada desencantada sobre la bondad divina, y esas nubes  detrás de las que se esconde Dios, cuando le da verguenza ver tanta miseria humana.