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Se ha proyectado en el cine Chaplin de París la película documental “Morir sense morir” (Morir sin morir) del director catalán Antoni Verdaguer. Entre ficción y documental un vibrante alegato a favor de una muerte digna. Un documental que ha provocado fuerte polémica en España en el momento de su estreno.

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Esta docu-ficción recoge entre otros el testimonio de la francesa Marie Humbert, madre de Vincent, su hijo tetrapléjico que fue inculpada por haberle ayudado a morir, como él lo había pedido en una carta dirigida al Presidente de la República. Numerosos especialistas toman parte en el debate a través de esos testimonios filmados en plano fijo y sin particular dramaturgia pero que alternan y al mismo tiempo forman parte de la ficción.

Aunque inspirado en un hecho real, el hilo conductor del guión es sin embargo una ficción. La película empieza con un impresionante accidente de carretera, cuando una joven catalana es víctima de un accidente y se queda paralizada, en estado vegetativo. Su novio busca hacer su propia terapia con la realización de un documental para sensibilizar a la opinión sobre la necesidad de una ley que permita el acceso a una muerte digna.

Conciente de que el tema de la defensa de una muerte digna ha sido ya evocado en muy buenas películas como “Mar adentro” o “La escafandra y la mariposa”, Antoni Verdaguer ha preferido explorar la mezcla de géneros, incluyendo un hilo conductor de ficción en el que el protagonista viene a ser el alter ego del cineasta.

Estrenada ya en España la película de Verdaguer ha provocado una encendida polémica sobre ese tema siempre controvertido que es la eutanasia, los cuidados paliativos en fase terminal de enfermedad o el derecho a morir digna y voluntariamente. Los medios más conservadores se alzan hoy en España, pero también en Italia y en Francia contra ese derecho que ha sido ya reconocido en países europeos como Bélgica, Holanda, Suiza o Luxemburgo.

Con “Morir sin morir” Verdaguer abre una interesante reflexión sobre las legislaciones en vigor en Europa en torno a esta cuestión que incluye la deontológica medica, el encarnizamiento terapéutico, los testamentos vitales y el derecho a una muerte digna.
Una cuestión ética que plantea ya el título, se puede estar “muerto sin estar muerto”, o vivo sin estar vivo, pero todo ser humano en perfecto uso de razón debería poder dejar a los suyos un testamento vital con sus últimas voluntades.

En el caso expuesto en la película de Verdaguer se trata sin embargo de una persona que era favorable a la eutanasia, y lo había dicho en múltiples ocasiones, pero que por ser joven no había dejado un testamento vital, por lo que la responsabilidad de su existencia vegetativa queda en manos de sus padres y de su novio.

 

 

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