Dos potencias disputan uno de los últimos reservorios de riquezas: el Artico

Este jueves, los cancilleres de los dos países no transigieron en sus posturas sobre el litigio que mantienen sobre su intención de dominar los fondos marinos de la región helada. Se someterán al arbitraje de la ONU. La zona ofrece potencialmente un descomunal acceso a hidrocarburos. 

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Más allá de los discursos sobre la investigación en temas biológicos o medioambientales, Canadá y Rusia se estarán disputando una zona que potencialmente contiene el 13% de las reservas petróleo y el 30% de las reservas de gas natural no descubiertas del planeta, según datos del Instituto de Geología de Estados Unidos (USSG). Por ahora, siguen sin ponerse de acuerdo.

“Canada y Rusia han convenido respetar el arbitraje de Naciones Unidas”. Así de categórica fue la declaración de Lawrence Cannon, el representante canadiense, quien junto a su colega ruso Serguei Lavrov, en Moscú, ponía punto final a una disputa que se arrastra por años. La sentencia denotaba la falta de acuerdo por el acceso a la riqueza que guardan las profundidades de la región ártica.

Si bien el canadiense sostuvo que su delegación había planteado “la cuestión de la investigación científica”, el punto de interés para ellos es la cadena montañosa submarina Lomonossov, que se extiende desde Groenlandia hasta Siberia, que Rusia reclama desde 2001 como parte de su plataforma continental. “Habrá que regular los temas pendientes sobre los fundamentos del derecho marítimo”, agregó Lavrov.

“La cadena Lomonossov ha sido descubierta por exploradores rusos pero ahora nos vemos obligados a probar que constituye una prolongación de nuestra plataforma continental. Todo tendrá que ser examinado científicamente por una comisión de la ONU, ahí veremos quien tiene razón y quien no, agregó el ruso“, explicó no sin disgusto el representante de Moscú.