China prohibirá extracción de órganos de prisioneros ejecutados

En China, los prisioneros condenados a muerte eran, hasta ahora, la principal fuente de órganos trasplantados. Tras ser ejecutados, se les extirpaba la mayor parte de los órganos. La semana pasada, las autoridades aseguraron que a partir de 2015, se abandonará esta polémica práctica. 

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La tradición china dice que hay que enterrar íntegros a los muertos, sin que sufran ninguna mutilación. En consecuencia, son pocas las familias que otorgan su consentimiento para la donación de los órganos de sus seres queridos fallecidos. Tan sólo seis chinos de cada 10 millones dona sus órganos, lo que da lugar a largas listas de espera, que las autoridades chinas paliaban hasta ahora con los órganos de prisioneros ejecutados, sin pedirles su autorización.

Esta práctica, muy criticada por las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos durante años, será suprimida el próximo 1 de enero, según aseguró la semana pasada Huang Jiefu, jefe del Comité Chino de Donación de Órganos, citado por el diario Nanfang Dushibao.

“Es una noticia excelente si realmente se lleva a cabo, supone un avance en el respeto de los Derechos Humanos. Tampoco se sabe hasta qué punto las condenas a muerte vienen cerradas, condicionadas a veces por esto… Hay una relación directa entre condenas a muerte y trasplantes”, explica María Baeza, coordinadora de China en Amnistía Internacional.

Sin embargo, se teme ahora un aumento del tráfico ilícito de órganos, que ya hoy por hoy es muy importante en China, gracias en parte a los extranjeros que acuden para recibir un trasplante.

“No hemos podido comprobar cifras en este tema. Pienso que no va a ser peor de lo que es ahora. Lo peor que puede pasar, y ya es bastante malo, es que se siga usando órganos de ejecutados, y que se siga comerciando con los órganos”, estima María Baeza.