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Corea del Sur/Papa

El papa se despide de Asia rezando

Francisco concluyó este 18 de agosto en Seúl el primer viaje papal a Asia en 15 años, con un emotivo llamamiento a la unidad entre los coreanos del Norte y del Sur, a los que llamó ‘una familia’. El papa también criticó ‘una mentalidad fundada en la sospecha, la división y la competencia’.

El papa cuando llegó a la catedral Myeong-dong, en Seúl, el 18 de agosto de 2014, antes de partir para Roma.
El papa cuando llegó a la catedral Myeong-dong, en Seúl, el 18 de agosto de 2014, antes de partir para Roma. AFP PHOTO / POOL / JUNG YEON-JE
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La súplica del papa Francisco, pronunciada este lunes en una misa por la paz y la reconciliación en la catedral Myeongdong de Seúl, coincide con el inicio de los ejercicios militares anuales de los ejércitos surcoreano y norteamericano, lo que condena el régimen de Pyongyang.

El Norte, que había ensayado misiles tácticos en el momento de la llegada del sumo pontífice según la tradicional retórica del régimen, advirtió que estos ejercicios pueden llevar a la península “al borde de la guerra”.

En su homilía, pronunciada en presencia de la presidenta Park Geun-Hye, bautizada católica, Jorge Bergoglio se dirigió a los coreanos, divididos en dos Estados desde el final de la guerra de 1950-1953.

El papa los invitó “como cristianos y como coreanos a que rechacen con fuerza una mentalidad fundada en la sospecha, la división y la competencia”. Como hizo durante toda su visita de cinco días, en ningún momento citó a los dirigentes comunistas de Pyongyang, ni se dirigió a ellos.

El Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas con el Norte, donde una pequeña comunidad católica está reconocida pero es severamente controlada. El régimen norcoreano se burló incluso de la visita del sumo pontífice, al que calificó de “seudopapa”.

Ante el altar, se instaló un rollo de alambre de púas recordando la herida de una división heredada de la Guerra Fría que aún afecta a unas 70.000 familias. “La misa de hoy es ante todo una plegaria por la reconciliación de esta familia coreana”, dijo el jefe de la Iglesia católica, confiando en que Dios la escuche: “es todo un pueblo que dirige su dolorosa súplica al cielo”.

“El perdón es la puerta que conduce a la reconciliación” y “por lo tanto rezamos para que surjan nuevas oportunidades de diálogo, de encuentro y de superación de las diferencias”, agregó, pidiendo también “generosidad en la entrega de asistencia humanitaria”.
 

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