Saltar al contenido principal
LA NUEVA RUTA DE LA SEDA (4)

Mandarines en la Corte de reyes persa y árabes

En las entrañas de Teherán, un trocito de Shanghai. Eso es lo que uno percibe en los vagones del metro de la capital iraní, construido recientemente por una empresa china que ha traído locomotoras iguales -a simple vista- con las de la capital económica y financiera de China.

Teherán: el metro es uno de los grandes proyectos llevados a cabo por China en Irán.
Teherán: el metro es uno de los grandes proyectos llevados a cabo por China en Irán. © Heriberto Araujo y Juan Pablo Cardenal
Anuncios

Por Heriberto Araújo y Juan Pablo Cardenal

Desde Teherán y Dubai

Si no fuera por los vagones especiales para mujeres, por el peso de la tradición en la ordenación social (aquí hombres y allí mujeres para evitar la “endemoniada tentación”, como nos dirá un transeúnte iraní), uno podría creerse en la megalópolis china.

10:07

Cuarto capítulo: China en Oriente Medio-Mandarines en la Corte de reyes persa y árabes 19/11/10

Heriberto Araújo

Irán es quizá el país donde China ha logrado plasmar mejor la capacidad camaleónica de su diplomacia. ¿Cómo es posible, si no, que Pekín sea hoy el mayor baluarte internacional de Irán, teniendo en cuenta que en China no existe libertad religiosa? ¿Cómo puede Teherán permitir que China sea su principal inversor extranjero si al mismo tiempo persigue a los musulmanes chinos (los uigures)?

La respuesta está sin duda en la célebre frase que se atribuye a Lord Palmerston: “Inglaterra no tiene amigos permanentes ni enemigos permanentes; tiene intereses permanentes”. La cita, retomada por Edward Said en su fantástica obra Orientalismo, refleja la realidad en las relaciones diplomáticas: no hay amigos o enemigos, sólo intereses.

El presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad en una reciente visita a la carretera que China está construyendo desde Teherán hacia el Mar Caspio.
El presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad en una reciente visita a la carretera que China está construyendo desde Teherán hacia el Mar Caspio. © Heriberto Araujo y Juan Pablo Cardenal

China e Irán tienen muchos intereses comunes. Comparten, sobre todo, el deseo por cambiar las relaciones internacionales. Acabar con la hegemonía estadounidense. Irán quiere ser la potencia regional en Oriente Medio, por delante de Arabia Saudí e Israel (de ahí su animadversión real, no por cuestiones religiosas). China quiere ser amo y señor de Asia y, con el tiempo, limitar la influencia de Estados Unidos en la toma de decisiones mundiales.

Dicho de otra manera, esta vez de boca del ex diplomático y experto chino en Irán Li Guofu, durante una reciente entrevista en Pekín. “Occidente quiere imponer su sistema en el mundo, sus valores. Quiere hacerlo también en China y en Oriente Medio. Por eso quiere imponer su agenda, con el diálogo siempre vinculado a los derechos humanos. Pero nosotros nos preguntamos por qué. Quizá deberíamos mantener nuestros sistemas, porque el sistema occidental está ya caducado (out of date)”.

Para saber más:

- Modern Iran de Nikki Keddie. Una excelente revisión al Irán de hoy. También en español.

- The New Silk Road: How a Rising Arab World is Turning Away from the West and Rediscovering China de Ben Simpfendorfer. Una introducción amena a la presencia china en Oriente Medio.

- Orientalismo de Edward Said. Una obra brillante sobre Occidente y el mundo árabe. Imprescindible.
 

Boletín de noticiasNoticias internacionales esenciales todas las mañanas

Siga toda la actualidad internacional descargando la aplicación RFI

Compartir :
Página no encontrada

El contenido que solicitó no existe o ya no está disponible.