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PAPA / MEXICO

El Papa Francisco llama la atención a la clase política y al alto clero y se confía a la "Morenita"

El papa Francisco pidió a los políticos de México que trabajen por una “justicia real” y “seguridad efectiva”. Así también instó a los obispos a tener valentía para enfrentar el narcotráfico y no dejarse corromper. Pero el momento más emotivo del sábado 13 de febrero fue la oración en silencio de Francisco ante la imagen de la Virgen de Guadalupe, un deseo que había expresado antes de comenzar su gira por México, de encontrase con “La Morenita”.

El papa en un momento de oración en silencio frente a la imagen venerada de la Virgen de Guadalupe el 13 de febrero del 2016.
El papa en un momento de oración en silencio frente a la imagen venerada de la Virgen de Guadalupe el 13 de febrero del 2016. AFP
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El Papa Francisco no perdió el tiempo en este su primer día de gira oficial por México. El sábado 13 comenzó su agenda con una visita de gran contenido simbólico, la ida al Palacio Nacional, que se encuentra frente al Zócalo, una plaza gigantesca en el centro de la capital mexicana. Simbólica porque nunca antes un papa había visitado la sede del poder ejecutivo.

A la clase política: “por una justicia real”

Fue precisamente en el Palacio Nacional, templo del poder laico mexicano que Francisco lanzó a la clase política allí presente: “Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte”. Los allí presentes, como el presidente Enrique Peña Nieto y las máximas autoridades del país le dedicaron un fuerte aplauso, como si aquello no les concerniera.

A los obispos: “no se dejen corromper”

Del Palacio Nacional el papa Francisco se fue a la Catedral, justo al lado donde estaban reunidos los 130 obispos de México. También allí, el Papa no se fue con medias tintas: “No se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos de bajo de la mesa. No pongan su confianza en los carros y caballos de los faraones actuales. Sólo una Iglesia que sepa resguardar el rostro de los hombres que van a tocar a su puerta, es capaz de hablarles de Dios”.

Una exhortación a salir a las calles, a no perder el tiempo en habladurías, a renovar los lazos con el pueblo mexicano, en un país que aún sufre de los escándalos del fundador de la orden de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel. “El pueblo tiene el derecho” de encontrar las huellas de Cristo en su Iglesia y exigió a los obispos que sus “miradas sean capaces de cruzarse con las miradas de los jóvenes”, que no “minusvaloren el desafío ético y anti cívico que el narcotráfico representa”.

Miles de fieles pudieron seguir los discursos del Papa en el Zócalo a través de pantallas gigantescas instaladas para la ocasión.

Visita a la Morenita

Después de descansar un rato en la Nunciatura Apostólica, el Papa se trasladó en “papamóvil” a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en la periferia de la ciudad donde miles de personas agolpadas a lo largo del camino le lanzaron entusiastas vivas al Sumo Pontífice.

En el célebre santuario, que atrae cada año a 20 millones de personas, el Papa celebró una misa a la que asistieron alrededor de 50 mil personas. En una poética homilía, el papa hizo un homenaje a la “Morenita”, (la Virgen de Guadalupe), que según Francisco, transmite a Dios las súplicas de las personas más humildes y olvidadas. “Dios se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”, dijo Francisco refiriéndose a las víctimas del crimen organizado en México.

Oración en silencio, una petición del Papa

Después de la misa, la imagen de la Virgen de Guadalupe, gracias a un mecanismo especial, fue trasladada a un pequeño camerino en el que el Papa pudo rezar solo y en silencio durante 20 minutos. Lo hizo bajo la mirada de cientos de feligreses que aún estaban dentro de la basílica y lo podían ver a través de un cristal.

Para muchos, ése fue el momento más emotivo de su primer día de actos oficiales. “Ese momento en que se sienta frente a la imagen solo para verla en silencio, en paz, fue el momento más bello, fue una señal de humildad entregarse así, inclinarse ante nuestra Virgen de Guadalupe”, declaró emocionado un feligrés presente en la Basílica.

"Esta vez quiero quedarme un ratito a rezar ante la Virgen, ¿me dejáis?" había preguntado el papa a los mexicanos desde Roma, antes de iniciar su viaje. Para él, visitar a la Guadalupana era su objetivo más importante, muestra de la gran devoción que el papa latinoamericano tiene por esta Virgen.  Según la tradición, la Virgen de Guadalupe se le apareció a un indio muy humilde, Juan Diego en 1531 al comienzo de la colonización española. Es patrona de México desde 1737 y de América desde 1910.

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