Padre Pedro: obras y cariño en los basureros de Madagascar
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El cura argentino Pedro Pablo Opeka ha transformado los basureros de Antananarivo en ciudades con casas, árboles, escuelas y dispensarios. El padre Pedro nos habló de su libro 'Le cri des pauvres, ne pas se dérober' (El grito de los pobres, no dar la espalda') que acaba de publicar en París la editorial Balland.
El padre Pedro Pablo Opeka ha pasado la mayor parte de su vida transformado los basureros de Antananarivo en ciudades con casas, árboles, escuelas y dispensarios. Su fórmula: fe, energía y, sobre todo, cariño, que es una de las palabras que más le gusta en español.
El padre Pedro ha sido propuesto al Nobel de Paz y es Caballero de la Legión de Honor. Nace en 1948 en Argentina y se ordena sacerdote en 1975. Este hijo de inmigrantes eslovenos decide abandonarlo todo: familia, país, amigos, cultura. Pero su intención no es salir a explorar el mundo, sino a salvarlo. Su alma de misionero lo lleva a Madagascar, la isla más grande de Africa. Allí descubre la pobreza de numerosas familias que viven en el vertedero de Antananarivo, la capital.
El padre Pedro no puede permanecer impasible ante la miseria de miles de personas sin techo que viven en condiciones infrahumanas. En 1989 crea la asociación Akamasoa, palabra que significa "buenos amigos" en malgache, la lengua local. Akamasoa aporta una ayuda moral y material a los pobres de los vertederos.
En 25 años, se han construido 18 ciudades y el número de personas que Akamasoa ha ayudado, o salvado, se estima en medio millón. La gente ha participado directamente en la construccion de casas, hospitales y centros sociales y deportivos.
Conversamos además con Mariana Martinez, directora de Radio Mexiquense, medio público del Estado de México asociado a RFI desde 1989.
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