El gobierno argentino enfrenta un paro de transporte que paraliza las principales ciudades

Buenos Aires y las principales ciudades argentinas se encontraban fuertemente afectadas este martes por una medida liderada por sindicatos de transporte opositores que reclaman aumentos salariales y de jubilaciones para hacer frente a la inflación.

Imagen de archivo de la presidenta argentina Cristina Kirchner, que enfrenta su quinto paro desde su llegada al gobierno. EUTERS/Enrique Marcarian/Files

Sin trenes, ni autobuses ni subtes (metro), Buenos Aires amaneció  este martes paralizado a raíz de un paro de 24 horas. “Rosario, Córdoba, Mendoza y las otras grandes ciudades del país están en la misma situación”, subrayaba por la mañana Juan Buchet, corresponsal de RFI en la capital argentina.

El paro, el quinto contra el gobierno de Cristina Kirchner, también afectaba los puertos y aeropuertos, así como las estaciones de servicio.

Entretanto, activistas de izquierda bloqueaban los principales accesos a la capital. La actividad económica también se veía muy limitada por la participación de los sindicatos de camioneros, ocasionando pérdidas millonarias, según el Gobierno.

Tampoco se esperaba este miércoles que hubiera recolección domiciliaria de residuos, transporte de caudales, distribución de alimentos ni combustibles.

Las tres centrales sindicales que lanzaron el paro, así como los gremios unificados del transporte, punta de lanza del movimiento, reclaman aumentos salariales superiores al 30% en las negociaciones paritarias en curso con los empleadores. Además piden un alza del salario mínimo y de las jubilaciones en un país donde la inflación ha estado por encima del 30% en los dos últimos años, según consultoras privadas.

"Afirman luchar por los trabajadores víctimas de la inflación. Pero la medida de fuerza tiene un alto contenido político: 2015 es un año electoral y las centrales que impulsan el movimiento están abiertamente enfrentadas con el gobierno”, apunta el corresponsal de RFI.

Por su parte, el jefe de Gabinete de Kirchner, Aníbal Fernández rechazó la medida de fuerza al considerarlo "un paro político con el objetivo de generar este tipo de confusión" e "impide" movilizarse "al que quiere ir a trabajar, la inmensa mayoría de la población".