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Kenia

Al Shabab profiere amenazas sangrientas contra Kenia

Dos días después de haber asesinado a 148 personas en la universidad de Garisa, al este del país, la organización extremista islámica, Al Shabab, prometió este sábado a Kenia una “guerra larga, espantosa” y amenazó con un “nuevo baño de sangre.

Una sobreviviente evacuada de la universidad de Garisa, después del ataque perpetrado por los shebabs, el jueves  2 de abril.
Una sobreviviente evacuada de la universidad de Garisa, después del ataque perpetrado por los shebabs, el jueves 2 de abril. AFP PHOTO / CARL DE SOUZA
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La determinación de estos terroristas quedó clara en un comunicado, “si Dios lo quiere, nada nos impedirá vengar la muerte de nuestros hermanos musulmanes hasta que vuestro gobierno cese su opresión y hasta que todas las tierras musulmanas sean liberadas de la ocupación keniana”.

Y como para muestra vale un botón, después del cruento atentado en la universidad de Garisa, el jueves 2 de abril al este de Kenia, el más sangriento en ese país desde el que perpetró Al Qaida contra la embajada estadounidense en Nairobi, en 1998, que dejó 213 muertos, la amenaza de los somalíes Shabab, provoca escalofríos.

Escenas de horror inimaginables

Al día siguiente del ataque, varios sobrevivientes describieron el cinismo de los terroristas shebabs. Enmascarados y con traje militar, apuntaron sobre todo a los cristianos que pudieron distinguir por su manera de vestir, explican algunos testigos.

“Estas serán unas buenas vacaciones de Semana Santa para nosotros”, decían en suahilí, afirma uno de los testigos. Un estudiante contó como se divertían con los rehenes, obligándolos a gatear en medio de un charco de sangre, por ejemplo. Otros tuvieron que llamar a sus familiares para pedirles que exigieran el retiro de las tropas kenianas en Somalia, antes de ser fríamente ejecutados. Algunos jóvenes hasta se embadurnaron con la sangre de sus amigos asesinados para hacerse los muertos, mientras que los islamistas buscaban sala tras sala nuevas víctimas.

“Vinimos para matar y para que nos maten”, gritaban, según declaró una sobreviviente hallada en medio de cadáveres sobre los que los terroristas la habían obligado a acostarse. Un socorrista señaló que había visto cuerpos por todas partes, algunos alineados y otros esparcidos de cualquier manera.

Decenas de personas acuden todavía a la universidad con la esperanza de encontrar a algún familiar. Otros se encuentran en la morgue para identificar a los cuerpos.

El principal sospechoso

Mohammed Kuno, ex profesor de una escuela coránica de Garisa ha sido designado como el cerebro del ataque por las autoridades kenianas, que han prometido una recompensa de 200.000 dólares por cualquier información que permita detenerlo.

Según la cadena estadounidense, CNN, que cita como fuente al ministro keniano del Interior, Joseph Nkaissery, "cinco individuos sospechosos de tener una relación con el ataque ya han sido detenidos".

¿Cómo responder al los desafíos médicos?

La tensión es muy intensa este sábado en Garisa. La prioridad es organizar la evacuación de los heridos y de las personas rescatadas. “Estas últimas 24 horas han sido horribles y caóticas”, declaró a RFI el doctor Bashir Abdiweli, jefe de operaciones de Médicos Sin Fronteras en esa región.

Los equipos de las ONG’s llegaron a Garisa el viernes por la tarde, por solicitud del ministro keniano de la Salud. “Después de eventos tan brutales como este, los desafíos son numerosos en lo que se refiere a dar una respuesta médica, particularmente las medicinas y el material que se necesita”, insitió Bashir Abdiweli.

Este médico de MSF fue enviado a Garisa desde el campamento de Dadaab, a unos diez kilómetros de distancia. Abdiweli estima que “se reaccionó de la mejor manera posible” y saluda “al personal presente en el terreno que ha hecho todo lo posible desde el punto de vista humano y médico”. No obstante, señala que “el hospital de Garisa está mal equipado para hacer frente al tipo de heridas que se han podido constatar”.

El papa Francisco denuncia un “silencio cómplice”

Durante las celebraciones del Viernes santo, el 3 de abril, el líder de la Iglesia católica dedicó una plegaria particular en nombre de “nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe, ante nuestros ojos y nuestro silencio cómplice”. Una plegaria dirigida a los cristianos de Oriente y de Africa.

Por su lado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, contactó a su homólogo keniano, Uhuru Kenyatta, para reiterar su apoyo frente a “la peste del terrorismo”. El presidente estadounidense, que debe ir a Kenia en julio próximo, saludó “la extraordinaria tenacidad del pueblo keniano”.

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