Por Reza NourmamodeLos agentes policiales de La Paz controlan que durante el carnaval no se vendan globos ni botellas de agua. Si algún comerciante lo hace, decomisan la mercancía. El objetivo es "evitar que hayan excesos" en el derroche de agua, como explicó a RFI uno de los guardias, Israel Andrade.
También controlan que los esprays de espuma, u otros productos similares, no estén vencidos porque representan un peligro para la salud de la ciudadanía.
En los días de carnaval, la avenida principal de La Paz se transforma en campo de batalla para niños y jóvenes, que se atacan a punta de pistolas y globos de agua.
Para Julia, una educadora en la cárcel de menores, es un desperdicio injustificado del agua, sobre todo porque con frecuencia esta escasea.
Mario Chacón, periodista, condena esta práctica, tomando en cuenta la disminución del recurso en la naturaleza y los problemas de suministro de agua en el país. Opina que se debe trabajar en la creación de una consciencia en torno a esta realidad.
Los jóvenes responden que no no hay que dramatizar las tradiciones de carnaval; al fin y al cabo, duran apenas tres o cuatro días.
Raquel Melgar, de la alcaldía de Cochabamba, está convencida de que tras estos juegos se esconde una actitud agresiva dirigida en particular contra las mujeres.
Reza Nourmamode es nuestro corresponsal en Bolivia.
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