Tres meses después de la desaparición de los estudiantes de Iguala las familias reclaman justicia
Padres de familia, compañeros de la escuela de Ayotzinapa y organizaciones campesinas se dieron cita en el emblemático Paseo de la Reforma para recordar a los jóvenes desaparecidos y pedir justicia al gobierno mexicano.
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Tres meses después de la desaparición y supuesta masacre de 43 estudiantes en la ciudad mexicana de Iguala, miles de personas se manifestaron en Ciudad de México este viernes exigiendo justicia.
Padres de familia, compañeros de la escuela de Ayotzinapa y organizaciones campesinas se dieron cita en el emblemático Paseo de la Reforma para recordar a los jóvenes desaparecidos. La marcha concluyó frente al Monumento de La Revolución donde las familias acusaron al gobierno mexicano de “inepto” por no encontrar a sus hijos.
“Con ayuda de todo el pueblo vamos a encontrarlos aunque los tengan en los lugares más recónditos de los cuarteles militares, porque estamos seguros de que ellos los tienen”; apuntó Felipe de la Cruz, padre de uno de los jóvenes desaparecidos. Después de tres meses de búsqueda y protestas, las familias se aferran a la idea de que sus hijos siguen con vida e incluso aseguran que las fuerzas armadas saben dónde se encuentran. “Han sido tres meses muy largos para nosotros y no hay nada”, añadió de la Cruz.
Debemos seguir luchando para saber dónde están
Testimonio de Adriana Cruz, una de las miles de personas que se manifestaron en Ciudad de México el 26 de diciembre
El crimen tuvo lugar la noche del 26 de septiembre. 43 estudiantes desaparecieron tras ser atacados de manera brutal por sicarios y policías municipales corruptos en Iguala (Guerrero). Según la Fiscalía, los jóvenes alumnos de la escuela para maestros rurales de Ayotzinapa fueron entregados por los policías municipales de Iguala y Cocula a integrantes del cartel de Guerreros Unidos, que los habrían asesinado e incinerado.
Sin embargo, sólo los restos de uno de los 43 desaparecidos han sido identificados con pruebas de ADN. Así, las familias se niegan a creer la versión de la Fiscalía y continúan pidiendo justicia al gobierno mexicano.
La marcha concluyó sin incidentes frente a otras movilizaciones que terminaron enfrentando a manifestantes radicales y policías antimotines.
Por otra parte, el secuestro y asesinato del sacerdote Gregorio López Gorostieta este jueves en un paraje del pequeño municipio de Tlapehuala (9.000 habitantes), también en el convulsionado estado de Guerrero, provocó una movilización de la iglesia católica mexicana.
El cuerpo del religioso, que había sido secuestrado en el municipio de Pungarabato (36.000 habitantes) donde enseñaba, fue encontrado a 20 minutos del lugar donde fue sustraído por hombres armados con un balazo en la cabeza, señaló un miembro de las fuerzas del orden que pidió guardar el anonimato.
El secuestro de López Gorostieta había dado lugar el martes a una marcha de unas 300 personas que exigían la aparición con vida del prelado, secuestrado por un comando cuando se encontraba en una escuela para sacerdotes que funciona dentro de este municipio.
En noviembre pasado, el religioso ugandés John Senyondo había sido hallado también sin vida, esta vez en la comunidad serrana de Ocotitlá (Guerrero), junto a otros 12 cadáveres.
El Estado de Guerrero, en el que se encuentra el célebre balneario de Acapulco, registra altos niveles de violencia ligada al narcotráfico y la corrupción policial y política.
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