La huella de Aaron Swartz, héroe discreto de una internet libre

Cuando el pasado 11 de enero el programador Aaron Swartz se quitó la vida, con sólo 26, el mundo de la web se dio cuenta de que acaba de perder a una de sus más puras y talentosas figuras. El formato RSS 1.0, el sitio Reddit o su lucha por la libertad de circulación son parte de su legado.

El programador Aaron Swartz en 2008. Reuters/Noah Berger

Por Simon Rozé

Aaron Swartz no era una de esas estrellas de rock de internet; no tenía ni la notoriedad de un Steve Jobs o el poder de un Mark Zuckerberg. Pero la huella que deja en la red mundial no es por ello menos importante.

Con sólo 14 años, este superdotado de la informática participó en la elaboración del formato RSS 1.0, un formato aún muy utilizado para abonarse a las publicaciones en línea.

Es él además quien está detrás de Reddit, una de las redes sociales más populares de Estados Unidos. Su impronta aparece del mismo modo en organizaciones como Creative Commons, que propone una solución legal a quienes quieren compartir sus obras afectadas por los derechos de propiedad intelectual.

De hecho, su nombre empezó a ser conocido por el público por la lucha de Swartz por la libertad de expresión en internet el debate sobre las leyes SOPA y PIPA en Estados Unidos. Su combate contra esos dos proyectos de ley, que buscaban proteger todavía más los derechos de autor, llegando a censurar ciertos sitios, fue exitoso, ya que las polémicas normativas nunca vieron la ley.

¿Acoso judicial?

Esta militancia por una internet libre le valdría problemas con la justicia. En 2011, Aaron Swartz había sido inculpado por fraude electrónico por la Justicia estadounidense luego de haber hacheado el portal JSTOR del Massachusetts Instituto of Technology (MIT) para poner a disposición del público cerca de cinco millones de artículo científicos a los que sólo podía accederse por suscripción.

Para lograrlo había ingresado ilegalmente a la sala de computación para colocar una laptop y descargar los artículos. Su razonamiento era simple: las investigaciones que habían desembocado en la publicación de los artículos habían sido financiados por fondos públicos, era entonces normal que todo el mundo pudiese acceder de manera libre y gratuita.

Por supuesto, ésta no fue la interpretación del MIT ni del Estado. Según el acta de acusación, Aaron Swartz se exponía a una multa de un millón de dólares y a 35 años de prisión.

Para los allegados de Swartz, allí se encuentra la causa de su suicidio. Apenas habían pasado 24 horas que acusaban a las autoridades. “La muerte de Aaron no es simplemente una tragedia personal. Es el producto de un sistema de justicia que recurre a la intimidación y acciones penales excesivas. Estas decisiones que han sido tomadas por la oficina del procurador de Massachusetts y el MIT han contribuido a su muerte”, escribieron en un comunicado.

La noticia de su muerte sacudió las redes sociales

La noticia de la muerte de Swartz corrió como reguero de pólvora, sembrando indignación en la web. Los blogueros y las principales figuras de internet recordaron la militancia de Aaron Swartz y rindieron homenaje a su memoria.

Además, tras el suicidio del joven, muchos universitarios permitieron que sus trabajos pudiesen ser consultados gratuitamente en línea y compartidos gracias al hashtag #pdftribute.

Ante la emoción suscitada, el presidente del MIT, Rafael Reif, se vio obligado a reaccionar públicamente y anunció la apertura de una investigación para determinar si la institución había injustamente acusado al joven prodigio o le había causado un perjuicio.

La emoción y la indignación se cuelan en el debate por la legislación el materia de derecho de autor en Estados Unidos. El peso del castigo que amenazaba a Aaron Swartz generó una verdadera controversia en el país.

Desde entonces, dos peticiones han sido depositadas en el sitio de la Casa Blanca. Una de ella exige el despido de Carmen Ortiz, la procuradora que puso en marcha las acciones penales contra el joven. La otra pide a Barack Obama la gracia presidencia a título póstumo para Aaron Swartz.