Comparecen cinco acusados de los atentados del 11-S

Un total de cinco presos comparecieron este sábado ante un tribunal militar en la base militar estadounidense situada en Cuba, acusados de haber orquestado los atentados de Nueva York y Washington. Entre ellos el líder, Khaled Cheik Mohamed. 

Guantanamo REUTERS

Los acusados no habían sido vistos desde hacía más de tres años. Aparecieron sentados a distancia prudencial los unos de los otros y vestidos de blanco. Khaled Cheik Mohamed, que se reivindica como “el cerebro de los atentados de la A, a la Z” lucía una larga barba morena.

El abogado David Nevin anunció que su cliente no daría declaraciones porque “temía que el proceso no fuese equitativo”. Según un informe de la CIA, el cerebro de los atentados, detenido en 2003, fue sometido a 183 sesiones de simulación de ahogamiento y otras técnicas de interrogatorio asimilables a la tortura.

En los minutos iniciales de la primera audiencia, el único de los cinco presos esposado pidió que lo liberaran porque le dolían las muñecas. Otro acusado interrumpió la sesión tras levantarse y arrodillarse en el suelo para orar. El silencio que guardaban fue roto por uno de ellos para decirle al juez: “ustedes nos matarán y luego dirán que nos hemos suicidado”.

El cerebro provocador

Khaled Cheik Mohamed, de 47 años, origen Pakistaní y nacido en Kuwait, es considerado el padre de los atentados del 11-S. Ha dedicado su vida a la Jihad o guerra santa contra occidente y pertenece a los Hermanos Musulmanes desde los 16 años. Conoce bien Estados Unidos, país en el que vivió tres años y donde obtuvo el título de ingeniero mecánico.

Alí desarrolló su odio “al país que apoyaba a Israel” y desde allí partió a combatir en Afganistán, junto a la Yihad antisoviética, y más tarde también combatió contra los serbios de Bosnia. Fue funcionario en Catar y participó en los primeros atentados contra el World Trade Center de Nueva York en 1993, atentados organizados por un sobrino suyo.

Bin Laden lo reclutó para Al Qaida y este hombre, de pequeña estatura y padre de seis hijos que viven en la pobreza junto a su madre en Irán, decidió perfeccionar el atentado de su sobrino. Pese a que lo llaman “muktar”, cerebro, los expertos afirman que es imposible que él fuese el único organizador y coordinador de los atentados estadounidenses. “Soy el responsable” afirma él provocador, que quiere morir como un mártir de la guerra santa.