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México

El manual del buen sicario

Lo sanguinario no quita lo cortés. Los Caballeros Templarios de Michoacán, una escisión del cártel La Familia, distribuyen a la población de Morelia un “código de conducta” donde explican su “misión” y las reglas que se aplican a sus miembros. Los controles antidoping, la caballerosidad, la fe y la pena capital son algunos de los pilares de esta Constitución del crimen. Escuche el enfoque a cargo de Natalia Olivares.

Un cordon policial frente al cuerpo cubierto de dos mujeres asesinadas en Morelia, el 30 de mayo del 2011.
Un cordon policial frente al cuerpo cubierto de dos mujeres asesinadas en Morelia, el 30 de mayo del 2011. ©Reuters.
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Se puede ser un soldado del narcotráfico dedicado a la decapitación, la ejecución o la tortura y ser un perfecto caballero. Esto es al menos lo que aseguran Los Caballeros Templarios de Michoacán, una escisión del cártel La Familia, que hizo el martes 28 de junio otro significativo aporte al surrealismo macabro que se cierne sobre México. La contribución de esta despiadada organización es un “código de conducta” que distribuyó casa por casa en barrios de Morelia, capital de Michoacán.

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Un código de conducta editado por el cártel de droga los Caballeros Templarios de Michoacán

Natalia Olivares

El folleto, de 24 páginas bien impresas y con ilustraciones de los Caballeros Templarios que pelearon en las Cruzadas, incluye 53 postulados basados en la fe de Dios. En la práctica, es una suerte de Constitución mafiosa que se propone “proteger a los habitantes del Estado libre, soberano y laico de Michoacán” de los “valores morales y los elementos destructivos que prevalecen hoy en la sociedad”.

El “código de conducta” garantiza según sus autores el “apoyo a la libertad de expresión, de conciencia y de religión”, incluida la diversidad de credos, ya que “el templario deberá intentar entender cómo otros se acercan a Dios”.

En otros tramos, el folleto hace gala de buenos modales, y llama a “no ser brutal, no emborracharse en forma ofensiva, no abusar de la inocencia de mujeres castas y menores de edad, utilizando el engaño o el poder para seducirlas”. Todo sea “por tu gente, por mi gente y por nuestras generaciones”.

Del mismo modo, el templario tiene “estrictamente prohibido consumir drogas o enervantes”, por lo que tiene que someterse regularmente a pruebas de antidoping.

Uno de los valores supremos de Los Templarios es la lealtad, y pobre del que la viole. Pues “quien traicione al grupo será castigado con la pena capital; además, se le decomisarán sus propiedades y sus familiares correrán la misma suerte”.

El “código”  del Templario expresa toda su filosofía en su última frase. “Si por desgracia yo traicionara mi juramento, ruego ser ejecutado por la orden como un traidor”.
 

 

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