En busca del cuerpo de Bin Laden
Un cazador de tesoros estadounidense se ha lanzado en busca de los restos del ex jefe de Al Qaida, arrojados al mar Arábigo desde un portaviones norteamericano. El talentoso buzo Bill Warren, especializado en barcos hundidos, ya ha llevado a cabo descubrimientos milagrosos. Si consigue su objetivo, podría cerrar -o alimentar- la polémica sobre la realidad de la muerte de Bin Laden.
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Por Colette Thomas
Los franceses tardaron dos años en localizar los restos del vuelo Rio-París a 3.900 metros de profundidad en el Atlántico Norte. Dos años de investigaciones y varias exploraciones de la zona antes de conseguir la meta: encontrar los restos del avión pero igualmente de casi todos los cuerpos de los pasajeros que murieron en el accidente.
Al declarar que quiere encontrar el cuerpo de Bin Laden, el cazador de tesoros estadounidense se ha planteado un desafío aún mayor. Porque no tendrá ninguna referencia como restos de un avión en el fondo del océano diseminado en varios kilómetros cuadrados. Bill Warren va a operar en el mar Arábigo, que se extiende sobre 3,6 millones de kilómetros cuadrados, desde las costas de Arabia Saudita hasta la India. Y la profundidad de este mar es también mayor: 5.800 metros.
Una bolsa blanca de tela
Dicho de otro modo, el buzo va a buscar una aguja en un pajar. Lo que intentará hallar es algo muy pequeño, puesto que no es más que una bolsa de tela blanca recubierta de caucho, del tamaño de un hombre. Tal como prevé la reglamentación, la bolsa ha sido rellenada para que el peso del cadáver permanezca en el fondo del mar. Se presume que el buque estadounidense encargado de arrojar los restos de Bin Laden al agua no se alejó demasiado de las costas paquistaníes. De todos modos, se trata de un reto considerable para los buzos cazadores de tesoros.
Por lo pronto, Warren tiene la suerte de ser estadounidense, y quizás esto le permita disponer de informaciones que otros nunca podrían obtener. Tal vez alguno de los miembros de la tripulación de este barco poco común quiera hablar algún día. Muchas personas en el portaviones y militares participaron en la misión; algunos quizás tengan puedan tener la tentación de dar datos sobre la zona donde hay que empezar la búsqueda.
En Wikipedia [en francés], que relata la larga carrera del portaviones estadounidense Carl Vinson, está escrito que “el 2 de mayo de 2011, este portaviones acoge los restos de Osama Bin Laden, antes de que éstos sean sumergidos desde la embarcación en el mar de Arabia junto a las costas paquistaníes, al término de una ceremonia fúnebre que respetó los preceptos coránicos”.
Bill Warren va a proceder como lo hizo en expediciones anteriores: en barco, desde las costas indias, va a llevar a cabo dos primeras semanas de investigaciones. Un sonar le permitirá localizar lo que puede encontrarse en el fondo del mar. Luego, como en el caso del vuelo de Air France o para recuperar otros restos de barcos o aviones, un aparato por control remoto verá de cerca lo que la propagación del sonido ha detectado.
Según el canal de televisión estadounidense ABC News, Bill Warren ya ha ganado varios millones de dólares encontrando restos de barcos y tesoros que, se suponía, eran imposibles de hallar.
El costo de la operación: un millón de dólares
Warren tiene todo previsto: si encuentra la bolsa con el cuerpo de Bin Laden, sacará fotos y filmará, además de efectuar pruebas de ADN con el cabello y la barba del ex jefe de Al Qaida.
El explorador estadounidense, más acostumbrado a las aguas californianas que al ambiente subtropical del mar Arábigo, estima que su expedición va a costarle un millón de dólares. Esta vez el cazador de tesoros quiere transformarse en cazador de cabezas. Como quiere la tradición estadounidense, la cabeza del ex jefe islamista tenía precio, como en su momento la tuvieron la de Billy the Kid o de Sadam Husein.
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