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Festival de cine Biarritz

Luis Sepúlveda: “No hay nada más subversivo que el humor”

El escritor, periodista y cineasta chileno se encuentra en la ciudad de Biarritz donde participó en un encuentro literario con el público. Sepúlveda, quien forma parte del jurado de la categoría de largometrajes, presentó su libro La sombra de lo que fuimos recientemente traducido al francés. RFI conversó con él.

El escritor chileno Luis Sepúlveda.
El escritor chileno Luis Sepúlveda. Foto: Daniel Mordzinski
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En la sala de los embajadores del Village del festival de Biarritz no cabía un alfiler el jueves 30 de septiembre por la mañana. Un público muy numeroso y gran cantidad de estudiantes vinieron a escuchar al que habían presentado como “una de las figuras más emblemáticas de América Latina”.

Durante más de una hora Luis Sepúlveda respondió a las preguntas de la asistencia, en un encuentro cargado de emoción y  humor. El escritor, periodista y director chileno, quien promociona su libro La sombra de lo que fuimos, publicado en francés (Ediciones Métaillié, 2010), abordó diversos temas, desde su años en el exilio tras el golpe contra Salvador Allende en 1973, hasta la relación que mantiene con su Chile natal y el “proceso placentero” de escribir.

Interrogado sobre el humor contenido en sus obras, Sepúlveda dijo ser un escritor profundamente cervantino, un heredero de la “ironía inteligente” contenida en la obra del escritor español y destacó que “no hay nada más subversivo que el humor”.

“Detesto la etiqueta de ‘escritor comprometido’ con la que me presentan muchas veces”, aseguró durante este encuentro. Y agregó “Uno se puede comprometer con algo y luego descomprometerse’ con la misma facilidad. En cambio, la ética de ser ciudadano es algo que trato de practicar en todo lo que hago”.

Luego de este encuentro, el escritor ofreció una larga sesión de dedicatoria de sus libros, tras lo cual compartió unos minutos con RFI.

RFI: En la La sombra de lo que fuimos,  usted aborda nuevamente el tema del exilio, de los refugiados políticos, pero viéndolo a través de las historias de gente común. ¿Por qué?

Luis Sepúlveda: Sí, esta novela es un homenaje a la gente que participó, no sólo en Chile sino en tantos países de América Latina, en esas ideas de cambio social. Me interesaba hablar de esas personas que no están en los libros de historia pero que tuvieron vidas interesantes. Ahora son todos mayores pero siguen conversando sobre esos sueños con la misma intensidad que como cuando tenían 20 años.

RFI: El Festival de Biarritz pone de relieve en esta edición tanto su obra literaria como la cinematográfica. ¿Qué le gusta de la literatura que no encuentra en el cine, y que hay en el cine que no encuentra en la literatura?

LS: Son dos formas de contar una historia muy diferentes, con técnicas y recursos dramáticos distintos. Para mí, la escritura es mucho más libre que el cine pues uno puede escribir las páginas que quiera en un libro; en cambio, cuando uno escribe un guión, hay un enemigo que es el tiempo de la película. Pero se complementan perfectamente la una a la otra.

RFI: Este año se presentan en Biarritz dos de sus películas, una filmada por Usted (Ninguna parte, 2002); la otra basada en uno de sus libros (La gaviota y el gato, 1999). ¿Qué sensación le produce el hecho de que sus novelas sean llevadas a la pantalla grande?

LS: Hasta ahora he estado muy satisfecho. Además de las películas que nombraste, vienen otras. En el mes de diciembre empezarán a filmar Patagonia Express; en marzo, se inicia el rodaje de Nombre de torero. Respeto lo que hacen los directores porque yo sé lo difícil que es dirigir. Pero siempre me he reservado el derecho de hacer la adaptación y entregarla al guionista. Lo que ha garantizado hasta ahora que lo medular del libro se conserve.

RFI: Usted hablaba en el encuentro del placer de escribir. ¿Ha tenido esa misma sensación a la hora de rodar?

LS: Siempre. Cuando se escribe, conseguir ese placer cuesta mucho trabajo porque se comienza por una idea, que se plasma en un primer texto. Y luego el desafío es transformar ese texto en algo bello. Eso es para mí lo mas lento y laborioso. Normalmente, me toma unos dos años escribir una novela. El primer texto siempre sale rápidamente. Conseguir transformar eso en literatura y que la historia tenga armonía es mucho más complicado. Esto es equivalente en el cine. Con la salvedad de que el cine es un trabajo colectivo y que el resultado será satisfactorio sólo si hay una buena conexión entre todo el equipo. Eso sí, ver en el monitor que esos tres minutos, que tomaron 15 horas de trabajo, quedaron tal y como uno lo esperaba, produce una inmensa alegría.

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