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MÉXICO

La oposición propone la legalización de la droga

28.000 muertos después, la oposición le pide al presidente Calderón un giro de 180 grados en su estrategia de seguridad: legalizar la droga para acabar con el monopolio de la violencia narcotraficante. El ex presidente Vicente Fox les apoya. Estados Unidos sigue tomando medidas para que el problema no se traslade a su frontera: el Congreso aprueba un partida de 600 millones para vigilarla.

Ciudad Juárez, localidad con 1,3 millones de habitantes, es considerada la  más violenta de México.
Ciudad Juárez, localidad con 1,3 millones de habitantes, es considerada la más violenta de México. © Reuters
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Cuando el presidente de México, Felipe Calderón, llegó al poder en diciembre de 2006 hizo una solemne promesa: declararía la guerra a los cárteles mafiosos del narcotráfico. No fue una frase en vano. Ese mismo mes desplegó por los lugares más conflictivos del país a miles de policías federales y miembros del Ejército. Así, unos 50.000 efectivos armados han tomado en este tiempo las calles de ciudades como Monterrey, Tijuana, Juárez o Sinaloa. Sin embargo, cuatro años después no ha ganado la guerra: más de 28.000 personas han muerto a manos de los narcotraficantes, que se han destapado como un ejército paralelo.

Ahora, la tercera y cuarta fuerzas políticas del país, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM), respectivamente, le proponen un giro de 180 grados a su estrategia: legalizar las drogas, especialmente la marihuana el principal foco de negocio de los narcos.

La propuesta fue planteada por el PVEM en la mesa "Diálogo por la Seguridad, Evaluación y Fortalecimiento", un foro creado por el gobierno para buscar una solución a la lacra de terror narco que se ha apoderado de México. La lógica de la propuesta es enfrentarse al problema quitándole a los cárteles el monopolio de la marihuana, “atacar su negocio”, como lo definió el presidente del PRD, Jesús Ortega. "Hay que quitarle valor al negocio de las drogas, eso se logra, al menos lo muestra la experiencia internacional, con su legalización”, sostuvo.

Fuera del foro, la propuesta de ambos partidos tuvo un apoyo de excepción: Vicente Fox, antecesor de Calderón tanto en la presidencia del país como al frente del Partido de Acción Nacional (PAN) y quien sufrió en sus carnes el problema de luchar contra el narcotráfico, se mostró absolutamente favorable a la propuesta en un artículo escrito en su blog.

“Debemos pensar en legalizar la producción, distribución y venta de las drogas. Legalizar en este sentido, no quiere decir que las drogas sean buenas o no dañen a quien las consuma, este no es el propósito, más bien tenemos que verlo como una estrategia para golpear y romper la estructura económica que les permite a las mafias generar enormes ganancias en su comercio que a su vez, les sirven para corromper e incrementar sus cotos de poder”, sostiene Fox.

El presidente Felipe Calderón, sin embargo, no está de acuerdo con legalizar los estupefacientes. En su opinión, legalizar las drogas no es parte de la solución, sino que acabaría por agravar el problema. Reconoce que bajaría el precio de las drogas y rompería el monopolio de la delincuencia sobre ellas, reduciendo, por tanto, su capacidad de financiación, pero considera que se introduciría un elemento que agravaría el problema: “millones y millones de jóvenes” se echarían en brazos de las drogas.

También puso otro elemento de debate sobre la mesa. “Aún suponiendo que fueran reales las supuestas ventajas”, si la legalización no se extiende al resto de países, especialmente EEUU, el principal mercado negro de los narcos, entonces “ni siquiera existirán esas ventajas económicas”, objetó.

¿Fin de la Guerra contra el Narco?
 
Pero Calderón es consciente de que algo no marcha bien. Por primera vez se mostró dispuesto a “rectificar” su estrategia de Guerra contra el Narco, pero eso no le acerca a la postura de los defensores de la propuesta. Estos aseguran que la experiencia internacional demuestra que legalizar la droga funciona para combatir el crimen, pero el debate ante esta cuestión es “bipolar”, como dijo el principal partido de la oposición -el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que eludió el debate-. Por eso, Calderón les responde: su modelo internacional es la Colombia del ex presidente Álvaro Uribe: “Es una gran lección para mí”, asegura.

Pero el problema sigue ahí y no sólo es un problema interno de México. Su país vecino, Estados Unidos, tiene miedo de que la rampante inseguridad en México se traslade dentro de sus fronteras. Por el momento es su principal mercado, algo que el presidente estadounidense, Barack Obama, quiere erradicar.

Para ello se ha puesto manos a la obra. Además de desplegar más de 1.000 efectivos de la Guardia Nacional para que apoyen a la guardia fronteriza en la raya con México, el Congreso estadounidense dio ayer un paso más para reforzar la seguridad en el paso entre ambos países: aprobó un nuevo fondo de 600 millones de dólares para reforzar la vigilancia fronteriza.

Cuentan los historiadores que en los años 40 un grupo encabezado por el jefe de la Policía Judicial colombiana, Alfonso Leyzaola, llegó a Los Alisos, un pueblo de Badiraguato, y destruyó un campo de cultivo de drogas. Al regresar a Culiacán, entre la maleza de la serranía aparecieron una docena de hombres armados que emboscaron a los judiciales. Francisco Urías, secretario del jefe de la Policía, se lleva a un malherido Leyzaola a una choza cercana al lugar. Mientras el jefe de la Policía está siendo curado, el grupo de pistoleros llega y lo torturan durante horas antes de colgarlo de un árbol. Fue la primera vez que la violencia de los narcotraficantes se hizo presente como se conoce ahora.

Estas y otras historias se cuentan en el museo del Narcotráfico que existe en México, un museo secreto, que sólo pueden visitar estudiantes de la Escuela Militar, enviados militares extranjeros y estudiantes de nivel superior de la rama del derecho y psicología. Cinco décadas después de que ese policía fuera torturado en Los Alisos, las autoridades mexicanas siguen combatiendo a estos grupos que han crecido y han tomado el país, instaurando la narcocultura del terror. Buscan nuevas soluciones, ¿será la legalización de las drogas una de ellas?

 

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