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Kenia

Kenia busca a cientos de desaparecidos tras la masacre de la Universidad de Garissa

Menos de una semana después del sangriento ataque de los islamistas somalíes del shebab, que dejó 147 muertos y una decena de heridos, Kenia redobla los esfuerzos para capturar a los cabecillas del ataque y dar con el paradero de unos 500 estudiantes a quienes se les perdió la pista.

Una mujer reacciona al enterarse que su hijo  fue rescatado del ataque a la  Universidad de Garissa en la capital Kenia.
Una mujer reacciona al enterarse que su hijo fue rescatado del ataque a la Universidad de Garissa en la capital Kenia. Reuters
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David Wafula recorrió más de 600 kilómetros para llegar a Nairobi. Allí, en la capital de Kenia, David y decenas de otros padres se han reunido para tener noticias de sus hijos, todos ellos estudiantes a quienes se les perdió el rastro la semana pasada tras el sangriento ataque de los islamistas de shebab a la Universidad de Garissa. David le contó su historia a Sonia Rolley, enviada espacial de RFI a Kenia: “Llegué el viernes a Nairobi, llevo ya tres días aquí y cuando salí de mi casa me preparé para enfrentar lo peor. Pero cuando llegué me dieron una noticia feliz, que mi hijo estaba con vida”.

David pensó, al igual que muchos otros padres, que su hijo era uno de los afortunados que lograron escapar a la pesadilla que comenzó el jueves pasado cuando un grupo de islamistas shebab irrumpió en el campus universitario y acribilló a los jóvenes alumnos, en su mayoría cristianos. Islamistas que buscaban con esto vengarse del ejército keniano a Somalia para combatir a los shebab.

El calvario de David comenzó al enterarse de la masacre y prosiguió en Nairobi cuando las autoridades le anunciaron que su hijo no iba en los buses de los sobrevivientes y lo enviaron a la morgue. Hasta allí llegó con otro de sus hijos, quien le relató a la periodista de RFI la macabra escena: “Tuvimos que mirar todos los cuerpos, fue horrible. Nunca había visto una cosa así, pero no nos quedaba otra puesto que estamos sin noticias de mi hermano. Pero desde mi punto de vista es imposible identificar los cuerpos, por la manera en que les dispararon, quedaron desfigurados”.

Testimonios como el de la familia Wafula hablan de la violencia del asalto. Ahora a estas familias sólo les queda la esperanza de que las huellas digitales o el ADN les permitan identificar a sus hijos.

Se habla de que pueden ser unos 500 los jóvenes los desaparecidos, aunque la situación es confusa. Inmediatamente después del asalto unos 587 estudiantes pudieron ser evacuados, sin que se pudiera precisar si eran parte del grupo de los secuestrados por los islamistas o si habían logrado esconderse y huir del ataque. En la Universidad de Garissa estaban inscritos unos 815 estudiantes. Se especula que muchos de ellos trataron de escapar del asalto y huyeron por sus propios medios, aunque es difícil imaginar por qué no han dado señales de vida cuando ya han pasado cuatro días de la masacre.
 

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