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Africa

Un plan para salvar al elefante

Aproximadamente 100.000 elefantes fueron asesinados de manera ilegal en África entre 2010 y 2013 y China es el destino principal del comercio clandestino de su marfil. Una conferencia internacional en Botsuana intenta tomar medidas para combatir un negocio equiparable al de las drogas.

Militares incautan centenares de colmillos de elefantes en Kenya, país muy afectado por la matanza ilegal de elefantes.
Militares incautan centenares de colmillos de elefantes en Kenya, país muy afectado por la matanza ilegal de elefantes. Harambee Kenya
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Paloma Martínez

Prohibido desde 1989, el tráfico clandestino de marfil se ha convertido en un negocio lucrativo para grupos criminales. A un ritmo de 25 y 30.000 animales abatidos al año a causa de la caza furtiva y el comercio ilegal de marfil, el 20% de la populación total de este animal en África está en riesgo de desaparición.

A pesar de la dificultad de rastrear con precisión estas poblaciones de animales, las matanzas ilícitas alcanzan proporciones desorbitadas. El continente africano contempla cómo disminuye su fauna a pasos agigantados. Actualmente viven en él poco más de medio millón de elefantes, tan solo un tercio de los que había hace unas décadas. El riesgo por contrabando ilegal es escaso y las ganancias a obtener son muy altas, llegando –según el Fondo Internacional para la Protección de los Animales (IFAW)– a suponer un mercado de 19.000 millones de dólares como cifra de negocio.

La demanda de productos derivados del marfil de elefante supone una amenaza no solo para la paz y la seguridad en regiones de África y Asia del Sur, también para la supervivencia del propio elefante.

China es quien parece tener la clave del devenir de este animal. Con un precio inicial de 100 dólares el kilo en mitad de la naturaleza, el marfil pasa a costar 2100 dólares en el mercado asiático, considerado el mayor mercado ilegal de marfil del mundo. Este tráfico ilícito, sin embargo, queda relegado a último lugar en las agendas de los gobiernos que prefieren encararlo como un problema ambiental cuando, según los expertos, la matanza de elefantes está organizada por redes criminales internacionales.

Este mercado clandestino de marfil tiene una relación bien documentada a otras formas de tráfico ilegal y el dinero recaudado contribuye al financiamiento de grupos armados, además de estar ligado a la corrupción y al lavado de dinero.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estima que los factores que han agravado la situación y acrecentado la caza furtiva de elefantes son la pobreza, que implica pocas alternativas de oportunidades económicas, y las escasas políticas de protección, junto con el aumento de la demanda de consumo de marfil ilegal.

Para que la lucha contra el tráfico ilícito de vida silvestre tenga éxito, los riesgos ante delitos por tráfico ilegal de animales deben aumentar y, a su vez, disminuir la rentabilidad de comercializar con ellos.

La Cumbre del Elefante Africano celebrada este lunes 23 y miércoles 25 en Botswana pretende marcar los primeros pasos para una contestación real del contrabando de marfil. Un encuentro internacional donde expertos y dirigentes africanos se reúnen para acordar las medidas necesarias que salven al gran símbolo de la sabana africana.

(con AFP)

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