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Liberia

Un sobreviviente liberiano del ébola cuenta su pesadilla en ‘zona roja’

Cézé Mova, un liberiano sobreviviente de la epidemia de ébola, relató al enviado especial de RFI en Liberia, Sebastian Nemeth, su estadía en ‘zona roja’, donde viven confinados los enfermos. Mova se curó y ha regresado ahí para dar aliento a quienes luchan contra la enfermedad.  

‘Elwa 3’, en Monrovia, es el principal centro de tratamiento para enfermos de ébola en Liberia.
‘Elwa 3’, en Monrovia, es el principal centro de tratamiento para enfermos de ébola en Liberia. RFI / Sébastien Németh
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En teoría, Cézé Mova está inmunizado desde que se curó del ébola pero sigue adoptando a pesar de todo un máximo de precauciones. Paso a paso, lentamente, se quita los guantes, las botas, la máscara.

Estamos en "Elwa 3", el principal centro de tratamiento para enfermos de ébola de Liberia situado en Monrovia. Cézé Mova acaba de regresar de la “zona roja”, el lugar donde están confinados los enfermos. Él mismo estuvo ahí en agosto pasado. 

“Un día sentí un violento dolor de cabeza”, recuerda. “Comencé a vomitar. Al principio me dijeron que era malaria. Pero luego hice un test que dio positivo al ébola. Decían que el virus mata a todo el mundo. Estaba seguro de que yo también iba a morir. Me puse a llorar”.

Liberia es el país africano más azotado por la epidemia. En ese país murieron 2.316 de las 4.033 víctimas del ébola en siete países, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El personal médico es muy vulnerable: 201 cuidadores contrajeron la enfermedad en Liberia, de los cuales murieron 95, según la OMS.

'Pensaba que beber cerveza me protegería'

Antes de su contagio, Cézé Mova negaba la realidad de la situación que afecta a su país. “Yo pensaba que el ébola no existía. Pensaba que no me iba a enfermar porque beber cerveza Guinness me protegería. Eso era lo que yo pensaba antes”.

Cézé Mova, que pasó una docena de días en “zona roja” luchando contra el ébola, contó a RFI detalles sobre esa larga pesadilla.

“Permanecía acostado la mayor parte del tiempo porque estaba demasiado débil. Algunas veces lograba ponerme de pie para asolearme. Eso era todo. Los agentes llegaban a recoger cadáveres alrededor mío. Todos los días pensaba que yo sería el próximo. Le dije a un médico que si lograba salvarme, quería regresar para ayudar a los otros. Él me respondió: ‘Cúrate primero y luego veremos’. Sobreviví y regresé”, anota. 

En este momento, Cézé Mova forma parte del equipo psicosocial que se ocupa de los enfermos de ébola. Su experiencia es muy útil para darle ánimo a los que están luchando contra la enfermedad. 

“Me ocupo de los enfermos. Los ayudo a comer y a tomar una ducha. Converso con ellos. Les digo que ellos son capaces de sobrevivir como lo hice yo. Les cuento que durante mi tratamiento, casi no podía caminar y que ahora, en cambio, estoy muy bien. ‘Entonces, si yo lo logré, tú también puedes lograrlo’, les digo”.
 

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