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Libia

Acusan a Kadafi de usar bombas de racimo contra civiles

La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch asegura tener pruebas sobre el uso de estas armas en la ciudad de Misrata. El régimen libio desmintió el uso de bombas de fragmentación.

Restos de una bomba de racimo de tipo MAT-120, de fabricación española, encontrada en Misrata, Libia.
Restos de una bomba de racimo de tipo MAT-120, de fabricación española, encontrada en Misrata, Libia. © Reuters
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“Hemos visto lo que parece ser la utilización de bombas de racimo en la ciudad de Misrata. En concreto, se trata del arma MAT 120, de fabricación española. Hemos visto los restos de estas armas y de las submuniciones y hemos hablado con testigos que aseguran haber vistos explosiones ocasionadas por bombas de racimo”, aseguró a RFI la directora de Comunicaciones de Human Rights Watch (HRW), Emma Daly.

La organización condenó el uso de estas armas prohibidas, recordando que estas armas son sumamente peligrosas para los civiles. En efecto, también conocidas como bombas de fragmentación, estas armas cargadas de decenas y a veces centenares de miles de submuniciones, explotan en el aire, dispersándose en una vasta superficie.

El régimen de Kadafi desmintió el uso de estas bombas. "De ninguna manera. Ni moral, ni legalmente podemos hacer eso contra nuestra población civil. Cuando se usan esas bombas, las pruebas se mantienen durante días y semanas", dijo Musa Ibrahim, portavoz del gobierno, a los periodistas.

Esta arma es usada para atacar objetivos militares dispersos, como concentraciones de tropas, columnas de blindados, o para negar el uso de una zona o instalaciones como el caso de aeródromos.

Las bombas de racimos son especialmente mortales en áreas habitadas. Los pequeños explosivos están rellenos con esquirlas calientes de metal destinadas a atravesar fuertes corazas. Muchas bombas de ese tipo, sin embargo, no explotan y se convierten en una amenaza latente en el suelo.
En zonas de conflicto se suelen registrar muertes y mutilaciones incluso años tras el final de los combates. Las víctimas son a menudo campesinos, pastores y niños que juegan en el lugar.
“Es muy difícil proteger a la población ante este tipo de armas, y parece que las fuerzas de Kadafi las han usado de forma indiscriminada, es decir, contra la población en Misrata; esto además sería de por sí una violación a las leyes de guerra al ser usadas contra civiles”, añadió Emma Daly.

En 2008, cerca de 100 países firmaron en Dublín un Tratado en contra de las bombas de racimo. Libia, así como otros países como Estados Unidos, Israel, Rusia y China, entre otros, se negó a firmar este tratado.

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